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RESUMEN
Facultad de
Salud Pública
CSSNLa Ciencia al Servicio de la Salud y la Nutrición
REVISTA CIENTÍFICA DIGITAL
La Ciencia al Servicio de la Salud y la Nutrición
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ISSN 1390-874X BY
ARTÍCULO DE REVISIÓN
ABSTRACT
EXPERIENTIAL TRAINING PROGRAM FOR THE PREVENTION OF
GENDER VIOLENCE, AIMED AT INDIGENOUS LEADERS IN THE
PROVINCE OF CHIMBORAZO.
PROGRAMA DE FORMACIÓN VIVENCIAL PARA PREVENCIÓN
DE VIOLENCIA DE GÉNERO, DIRIGIDO A LÍDERES Y LIDERESAS
INDÍGENAS DE LA PROVINCIA DE CHIMBORAZO
⁽¹⁾ Coordinadora Social Comercial. Fundación Maquita Cushunchic Comercializando como Hermanos, sede Chimborazo.
⁽2⁾ , (4) Fundación para el desarrollo integral, promoción y movilidad social “HABITAR”, Departamento de investigación y Consultoría. Chimborazo, Ecuador
⁽³⁾ Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (ESPOCH). Facultad Salud Pública. Chimborazo, Ecuador.
*Correspondencia: fundacionhabitar.ec@gmail.com
El programa educativo constituye una herramienta efectiva para la prevención de la violencia de género,
proporciona información detallada sobre las causas, consecuencias, así como el desarrollo de estrategias que
contribuyan a la convivencia armónica, comunicación asertiva, habilidades de negociación y resolución de
conflictos, todo esto vinculado a la prevención de la violencia. El objetivo de la intervención fue establecer una
metodología de formación vivencial para líderes y lideresas indígenas en materia de prevención de violencia
de género. Entre los métodos y técnicas, el programa se desarrolló mediante una Investigación de enfoque
cualitativo de tipo Investigación Acción Participativa (IAP), fue dirigido a 35 mujeres líderes y 21 hombres líderes
de Chimborazo, se ejecutó en un proceso de formación vivencial con el apoyo de la pedagogía constructivista.
La metodología empleada permitió el desarrollo de actividades prácticas, lúdicas y vivenciales que generaron
procesos de análisis y reflexiones en torno a la autoestima, proyecto de vida, manejo de emociones y las
relaciones interpersonales. Los resultados mostraron una mejora en las habilidades sociales, confirmando que
los talleres vivenciales desarrollados promueven una mejor convivencia y adecuadas relaciones interpersonales
a nivel familiar y comunitario. Como conclusiones, se elaboraron de forma participativa dos guías metodológicas
de facilitación diseñadas de acuerdo con las realidades de la población indígena de Chimborazo. Los talleres
implementados generaron aprendizajes significativos propios y entre sus familiares, amigos y vecinos, lo cual
contribuye a procesos de cambio social a nivel comunitario..
Palabras clave: Violencia de Género, Derechos Humanos, Programa educativo, Talleres vivenciales.
The educational program constitutes an effective tool for the prevention of gender violence, providing detailed
information about the causes and consequences, as well as the development of strategies that contribute
to harmonious coexistence, assertive communication, negotiation skills, and conflict resolution, all linked to
violence prevention. The objective of the intervention was to establish a experiential training methodology for
indigenous leaders in the prevention of gender violence. Among the methods and techniques, the program was
developed through a qualitative research approach known as Participatory Action Research (PAR). It was aimed at
35 female leaders and 21 male leaders from Chimborazo and was implemented through an experiential training
Aída María Moína Samaniego (1)
Diana Ximena Ochoa Saeteros (3)
Oswaldo Mateo Berrones Berrones (2)
Ana Cristina Ochoa Saeteros (4)
amoinasamaniego@gmail.com
d_ochoa@espoch.edu.ec
omb2@outlook.es
hanna_ochoa@hotmail.com
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XX SEMINARIO
INTERNACIONALSALUD ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN HUMANA
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Volumen 14 Número 1 - 2023 PROGRAMA DE FORMACIÓN VIVENCIAL PARA PREVENCIÓN DE VIOLENCIA DE GÉNERO,
DIRIGIDO A LÍDERES Y LIDERESAS INDÍGENAS DE LA PROVINCIA DE CHIMBORAZO77
1. Introducción
process with the support of constructivist pedagogy. The methodology employed allowed for the development
of practical, playful, and experiential activities that generated processes of analysis and reflection on self-esteem,
life projects, emotional management, and interpersonal relationships. The results showed an improvement in
social skills, confirming that the experiential workshops developed promote better coexistence and appropriate
interpersonal relationships at the family and community levels. In conclusion, two methodological facilitation
guides were elaborated in a participatory manner, designed according to the realities of the indigenous population
of Chimborazo. The implemented workshops generated meaningful learning for participants and their families,
friends, and neighbors, which contributes to social change processes at the community level.
Keywords: Gender Violence, experiential workshops.
La violencia contra las mujeres es una
problemática multicausal. Las expresiones de
violencia están asociadas con la posición que
ocupan las mujeres en la sociedad. El sistema
patriarcal opera para mantener la sumisión de las
mujeres y la dominación de los hombres mediante
las diferentes manifestaciones de violencia
como un mecanismo de control. El problema
de la violencia contra las mujeres es sistémico y
estructural. Como lo plantea Marcela Lagarde, la
violencia de género “permite excluir a las mujeres
del acceso a bienes, recursos y oportunidades;
contribuye a desvalorizar, denigrar y amedrentar
a las mujeres; y reproduce el dominio patriarcal”
(1).
La Declaración sobre la eliminación de la violencia
contra la mujer emitida por la Asamblea General
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
en 1993, define la violencia contra la mujer como
“todo acto de violencia que tenga o pueda tener
como resultado un daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de la libertad, tanto si se producen en
la vida pública como en la vida privada” (2).
En consonancia con esta declaración y con los
demás acuerdos internacionales en materia
de derecho humanos, en la Constitución de la
República del Ecuador del año 2008, se establecen
varios artículos que favorecen la igualdad y
equidad de género, así como la prevención de
violencia contra la mujer; en especial en el Art.
66, numeral 3, se reconoce y garantizará a las
personas: el derecho a la integridad personal,
que incluye: la integridad física, psíquica, moral
y sexual; una vida libre de violencia en el ámbito
público y privado: el Estado adoptará las medidas
necesarias para prevenir, eliminar y sancionar
toda forma de violencia, en especial la ejercida
contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes,
personas adultas mayores, personas con
discapacidad y contra toda persona en situación
de desventaja o vulnerabilidad; idénticas medidas
se tomarán contra la violencia, la esclavitud y la
explotación sexual, y la prohibición de la tortura,
la desaparición forzada y los tratos y penas
crueles, inhumanas o degradantes. (3)
En respuesta a estos compromisos y
responsabilidades establecidas en la carta
magna ecuatoriana, se impulsó y aprobó en las
instancias correspondientes la “Ley Orgánica
Integral para prevenir y erradicar la violencia de
género contra las mujeres (LOIPEVCM)” vigente
en el Ecuador desde febrero del 2018, la cual
tiene como finalidad “prevenir y erradicar la
violencia ejercida contra las mujeres, mediante
la transformación de los patrones socioculturales
y estereotipos que naturalizan, reproducen,
perpetúan y sostienen la desigualdad entre
hombres y mujeres, así como atender, proteger y
reparar a las víctimas de violencia”. (4)
La encuesta nacional de relaciones familiares
y de violencia de género contra las mujeres
realizada en el 2019, presenta datos referentes
a la situación relacionada al vínculo afectivo
con la víctima, etnia, nivel de instrucción, y área
de residencia. En cuanto a los agresores, se
evidencia que, de cada 100 mujeres, 43 mujeres
han sufrido algún tipo de violencia por parte
de su pareja, sea esposo, conviviente, novio o
enamorado. Datos que ratifican la afirmación de
que el victimario es del círculo familiar cercano.
Los datos referentes a las víctimas muestran que
un 71,8 % son mujeres afrodescendientes, el 65,1
% son mujeres mestizas, y el 64 % son mujeres
indígenas. El 70% de mujeres violentadas son
mujeres que no tienen ningún nivel de instrucción
educativa formal, el 67% son mujeres con nivel

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de instrucción básica, y el 62,5% son mujeres con
nivel de instrucción superior (5). En Ecuador, la
violencia no es un problema aislado de un grupo
étnico, nivel de instrucción o situación económica,
sino es un problema social y estructural.
Por otra parte, en la misma encuesta, al analizar la
violencia ejercida a lo largo de su vida, 65 de cada
100 mujeres en el Ecuador, han experimentado
por lo menos un hecho de algún tipo de violencia
de género en alguno de los distintos ámbitos.
Entre las principales formas de violencia contras
las mujeres de 15 años y más, se encuentran: la
violencia psicológica con un 56,9%, la violencia
física con un 35,4 %; la violencia sexual con un
32.7 %, y finalmente, la violencia patrimonial con
un 16.4 % (5).
Según Victoria Ferrer y Esperanza Bosch (6) “el
factor de riesgo individual para ser víctima de
violencia es ser mujer”. La mayor prevalencia de
los casos de violencia es en contra de las mujeres,
como se refleja en los datos que se presentan en
líneas posteriores y aún más cuando se presenta
algún hecho global, en este caso la pandemia por
el COVID 19, el grupo de mayor vulnerabilidad
fueron las mujeres y niñas.
En marzo del 2020, cuando a nivel mundial
se agravaba y propagaba la pandemia por el
COVID-19. La Organización de las Naciones
Unidas alertó que el aislamiento aumenta el
riesgo de violencia doméstica en el mundo.
Exhortó a “los gobiernos a que no abandonaran a
las mujeres en medio de la emergencia”. (7) Para
mayo del mismo año, la Organización Mundial de
la Salud confirmó el aumento de violencia contra
las mujeres por las cuarentenas obligatorias.
“El aislamiento social, preventivo y obligatorio
agudizó las desigualdades, discriminaciones,
injusticias y violencias contra las mujeres y las
niñas” (8).
La situación de violencia de género contra las
mujeres y niñas fue más evidente en la pandemia.
Según ONU Mujeres (8), afirma que la violación
de derechos humanos afecta en promedio a “una
de cada tres mujeres a lo largo de su vida”. En
América Latina y el Caribe aproximadamente
“19,2 millones de las mujeres y niñas entre 15 y
49 años, fue víctima de violencia física por parte
de su compañero íntimo actual o anterior”. En
esta región, la cifra de mujeres asesinadas por el
solo hecho de ser mujeres superaba “las 3 800
víctimas de femicidios/feminicidios” (9).
En Ecuador, son 206 las mujeres que han sido
asesinadas desde el 1 de enero hasta el 3 de
septiembre del 2022, incluidos 6 transfemicidios
y 115 femicidios por delincuencia organizada.
Por lo menos, 82 mujeres eran madres y 144
niños, niñas y adolescentes han quedado en
la orfandad en lo que va del año. De las 206
mujeres, 32 tenían antecedentes de violencia y
8 incluso tenían boletas de auxilio. Más del 50%
de los femicidas tenían una relación sentimental
con la víctima. Guayas, Esmeraldas, Manabí, Los
Ríos las provincias donde más femicidios han
ocurrido. Les siguen Pichincha, Santo Domingo,
Azuay, Cañar y El Oro. Este año, en el Ecuador,
cada 28 horas una mujer ha sido asesinada por la
violencia femicida. En Chimborazo en este mismo
periodo de tiempo se registraron 9 feminicidios.
(10)
El aislamiento social, ocasionó que las mujeres
y niñas estén obligadas a permanecer más
tiempo en sus casas, conviviendo incluso con
sus agresores, en estos casos, el hogar se tornó
más inseguro y violento. Las mujeres y niñas
estuvieron expuestas a sufrir violencia de género,
intrafamiliar, sexual, física, psicológica y verbal
que fue perpetrada por su pareja, cónyuge o
familiares cercanos del núcleo familiar.
La falsa masculinidad vinculada con su virilidad,
que se refleja con el uso de la fuerza para controlar
y someter, es una constante en las sociedades.
Con base en la afirmación señalada por María
Zambrano (11) respecto a que “la violencia es el
arma por excelencia del patriarcado”, es posible
tener un acercamiento a la violencia directa
hacia las mujeres como prácticas de la cultura
de masculinidad con el uso de la fuerza y como
representación de la virilidad de los hombres (11).
“Ni la religión, ni la educación, ni las leyes, ni las
costumbres, ni ningún otro mecanismo habría
conseguido la sumisión histórica de las mujeres
sino hubiese sido reforzada con la violencia”.
Esto demuestra cómo, mediante el uso de la
fuerza directa, se generó esta sumisión histórica
de nuestras abuelas, madres e hijas. La violencia
ejercida contra las mujeres por el hecho de
serlo es una violencia instrumental, que tienen
por objeto el control sobre la mujer, sobre sus
decisiones, sobre su cuerpo, sobre su vida.
Estas afirmaciones reflejan que la violencia es
instrumental, es decir, que es un instrumento
cuyo fin último es el mantener el poder sobre el

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objeto (sujeto – víctima mujer) (11).
Aquellos procesos históricos de desventaja
y abuso en contra de determinados grupos
sociales permiten la perpetuación de patrones de
violencia y discriminación de las mujeres y niñas.
Según Young (12), “los procesos sociales sitúan
a grandes grupos de personas bajo la amenaza
sistemática del abuso o de la privación de los
medios necesarios para desarrollar y ejercitar
sus capacidades”, es decir, las capacidades,
habilidades, destrezas para aprender, pero
también para vivir su vida a plenitud, ejerciendo
sus derechos, y tomando decisiones sobre sus
vidas (12).
La violencia de género, y principalmente la
ejercida a las mujeres en sus diferentes ciclos de
vida, da como resultado que este grupo humano
no logre empoderarse de los procesos de sus
vidas, ya sean procesos personales, familiares
y comunitarios. La violencia de género limita y
reduce las capacidades de decisión de las víctimas
de violencia hasta no reconocerse como humana
o auto culparse, lo que naturaliza las violencias.
En este marco, no se puede seguir inviabilizando
la violencia de género, por el contrario, requiere
que se desarrollen acciones conjuntas para la
sensibilización y concienciación de mujeres y
hombres desde su reconocimiento y valoración
como seres humanos con dignidad.
Esto implica que tanto mujeres como hombres
auto reconozcan sus habilidades y fortalezas.
En forma conjunta identifiquen y construyan
estrategias hacia la igualdad de oportunidades y
una vida libre de violencia.
La construcción de una sociedad con
equidad social requiere del compromiso de
todas las instituciones (Estado, gobiernos
locales, organizaciones no gubernamentales,
organizaciones comunitarias, barriales, etc.) y
de todas las personas que somos parte de esa
sociedad.
En este contexto, la provincia de Chimborazo es
una de las 24 provincias de Ecuador, está ubicada
en el centro sur del país; tiene diez cantones
(Riobamba, Guamote, Colta, Alausí, Chambo,
Pallatanga, Chunchi, Cumandá, Penipe y Guano).
Según el Censo de Población y Vivienda del
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de
2010, el total de la población de la provincia es
de 458 581 habitantes. El 52.2 % son mujeres y el
47.8% hombres. A nivel nacional es la provincia
con mayor porcentaje de población que se auto
identifica como indígena (13)
Según datos del Plan de Desarrollo y Ordenamiento
Territorial 2020 – 2030 de la provincia de
Chimborazo, la extrema pobreza por necesidades
básicas insatisfechas es de alrededor del 64.9
% de la población total de la provincia (2), con
mayor nivel de vulnerabilidad para las mujeres.
El 50.0 % de los hombres desarrollan actividades
relacionadas con el ámbito agrícola ganadero
y ocupaciones elementales (limpiadores,
asistentes domésticos, vendedores ambulantes,
peones agropecuarios, etc.); mientras que 71.3
% de las mujeres desarrolla actividades agrícolas,
trabajadores de los servicios y vendedores, y
ocupaciones elementales (14).
Los datos económicos y sociodemográficos
anteriores permiten un primer acercamiento
a la disponibilidad y el acceso a servicios de
justicia, accesibilidad geográfica y situación de
vulnerabilidad socioeconómica en la provincia de
Chimborazo. Esta población mayoritariamente
está vinculada al ámbito privado, lo cual limita
la independencia especialmente de las mujeres,
incrementando los niveles de discriminación y su
posterior vulneración de derechos evidenciada
en diferentes tipos de violencias.
La Fundación Maquita Cushunchic
Comercializando Como Hermanos (Maquita
Comercio Justo), desde esta mirada de la
construcción de una sociedad de iguales,
prioriza los procesos de formación, reflexión
y sensibilización cuyo objetivo es: Facilitar
procesos de empoderamiento de las familias, con
énfasis en las mujeres productoras campesinas
e indígenas de bajos recursos económicos del
Ecuador. Consecuencia de este accionar es posible
la disminución de los niveles de vulnerabilidad
social, con una predisposición al cambio y
participación en la construcción de un desarrollo
integral solidario con enfoque de equidad social.
La primera proposición que surge en base a este
análisis es:
P1. La co-participación en la construcción de
un desarrollo solidario con enfoque de equidad
social involucra la participación de mujeres y
hombres indígenas a través de herramientas de
educación.
En este sentido, la Fundación Maquita en

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coordinación con el equipo técnico de la Fundación
Habitar, desarrolló el “Programa de formación
vivencial para prevención de violencia de género,
dirigido a líderes y lideresas indígenas de la
provincia de Chimborazo”, el cual se constituyó
en una experiencia que abre el camino para
fortalecer los procesos de formación y desarrollo
de capacidades, habilidades y destrezas desde
procesos vivenciales. El objetivo fundamental
fue establecer una metodología de formación
vivencial para líderes y lideresas indígenas en
materia de prevención de violencia de género.
Los procesos vivenciales dirigidos a mujeres y
hombres comunitarios permiten identificar sus
debilidades y fortalezas para ser promotoras
y promotores de cambio hacia práctica más
humanas y dignas, además, orienta hacia
prácticas igualitarias y libres de violencia. En
estos procesos, las mujeres se reconocen como
sujetas en el ejercicio de sus derechos y a la vez los
hombres interioricen su corresponsabilidad para
prácticas de convivencia armónica en espacios
privados (familia) y públicos (comunidad), desde
nuevas formas de vivencia de sus masculinidades.
En tanto, la segunda proposición constituye la
siguiente:
P2. Los programas educativos a través del
desarrollo de procesos vivenciales contribuyen a
la generación de aprendizajes significativos desde
las propias realidades de las y los participantes.
A través de esta investigación se pretende
dar respuesta a ¿cómo el programa educativo
mediante el desarrollo de talleres vivenciales
contribuye al desarrollo de destrezas, habilidades
y conocimientos de lideresas y líderes indígenas
de la provincia de Chimborazo para la prevención
de violencia de género y la construcción de
espacios seguros de convivencia armónica en las
comunidades?
Se pretende explorar cómo la educación y
capacitación de líderes y lideresas indígenas
en cuestiones de género puede impactar en
la prevención y reducción de la violencia de
género en las comunidades indígenas. Además,
se busca comprender cómo las actitudes y
prácticas culturales pueden ser influenciadas por
el liderazgo indígena capacitado en cuestiones de
género y cómo esto puede promover un cambio
positivo en la prevención de la violencia de
género. La pregunta también busca identificar las
mejores prácticas y estrategias en la formación
de líderes y lideresas indígenas en cuestiones
de género y su efectividad en la reducción de la
violencia de género en las comunidades.
2. Metodología
Para el desarrollo del Programa de formación
vivencial para prevención de violencia de
género, dirigido a líderes y lideresas indígenas
de la provincia de Chimborazo se empleó una
Investigación de enfoque cualitativo de tipo
Investigación Acción Participativa (IAP); como
método de investigación y aprendizaje colectivo
de la realidad, basado en un análisis crítico que
involucra la participación activa de la población
beneficiaria a lo largo del proceso, con el fin de
promover la práctica transformadora y el cambio
social.
La IAP utiliza métodos para compartir, analizar
y validar experiencia colectivamente dentro
de grupos sociales directamente afectados por
los problemas investigados para construir el
conocimiento nuevo (15).
Además, para el proceso de enseñanza
aprendizaje se aplicó la pedagogía constructivista.
Esta pedagogía plantea la combinación de
aspectos cognitivos, afectivos y sociales del
comportamiento de las personas. Existe una
construcción propia que se va produciendo
día a día como resultado de la interacción con
su entorno y en complementariedad con los
aspectos cognitivos (16).
Se pretendió lograr aprendizajes significativos,
al aprender por medio del hacer, que ocurre
cuando las personas se involucran y participan en
cierta actividad, dialogan y reflexionan sobre lo
acontecido en forma crítica, extraen conclusiones
desde el análisis e incorporan lo aprendido a
través de un cambio en la forma de pensar o
comportar (17).
El Programa de formación vivencial para
prevención de violencia de género, dirigido
a líderes y lideresas indígenas de la provincia
de Chimborazo fue desarrollado a través de la
técnica de talleres vivenciales dirigidos a un
grupo de mujeres lideresas y hombres líderes
de los cantones Riobamba, Colta y Guamote
mediante una pedagogía constructivista iniciando
con conocimiento y experiencias individuales
para llegar a aprendizajes significativos con
construcciones colectivas (18).

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3. Resultados.
a) Las mujeres lideresas, al finalizar los
talleres mencionaron que se sentían
con más conocimientos, convencidas
de cambiar, con conocimientos nuevos,
emocionadas, esperanzadas por el cambio,
satisfechas, motivadas, aliviadas, confiadas
y con capacidades de replicar y aplicar lo
aprendido.
b) El 43% de las personas participantes perciben
que han logrado identificar sus objetivos y
metas para el cumplimiento de su plan de
vida a nivel personal mientras que, el 57%
señalan que está en proceso de identificarlo.
Esto gracias a reforzar conocimientos,
aprender de cada participante, ser capaz,
reconocer sus valores, virtudes, ser
dirigentes, autoestima, comunicación
asertiva y proceso de sanación.
c) Los compromisos individuales para su
plan de vida son los siguientes: amor
propio, vencer el enojo, actitud positiva,
ánimo, comunicativo, controlar impulsos,
respetarse, valorarse, hacerme querer y ser
decidida, creer en mí.
d) Los compromisos familiares para su plan
de vida son los siguientes: dedicar tiempo,
comunicación, compartir, dar y recibir
amor, apego, paciencia, dialogo, contacto,
paciencia, participación, responsabilidad,
El proceso metodológico para el desarrollo del
Programa de formación vivencial para prevención
de violencia de género, dirigido a líderes y
lideresas indígenas de la provincia de Chimborazo
incluyó los siguientes pasos:
a. Construcción participativa de los talleres
vivenciales, estructurados en base a las
características de la población y que incluyen
los objetivos, contenidos y actividades
específicas para los diferentes talleres.
Con los hombres se abordó las temáticas
de: Autoestima y Derechos, Estrés: manejo
de emociones y sentimientos, Género y
Masculinidades y Prevención de violencia
de género
Y con las mujeres: Autoestima,
autoconocimiento y plan de vida; Género
y feminismo; Liderazgo y empoderamiento
social; Posicionamiento y acceso a
oportunidades; Espacios de toma de
decisiones y Prevención de violencia de
género.
b. Estructuración del borrador de la Guía de
Facilitación de los Taller Vivenciales dirigido
a líderes y lideresas indígenas de la provincia
de Chimborazo
c. Elaboración de Kit de materiales lúdicos
para el trabajo individual y grupal dentro de
los talleres.
d. Validación participativa de los contenidos,
técnicas y actividades del borrador de la
Guía de Facilitación de Talleres Vivenciales y
de los materiales utilizados en el desarrollo
de cada uno de los 10 talleres.
e. Construcción, adaptación y aplicación
de herramienta de evaluación para
determinar los avances y dificultades de la
implementación del Programa de formación.
f. Procesos de sistematización de resultados
de cada jornada.
g. Levantamiento de historias de vida de
mujeres y hombres participantes en este
Programa de Formación.
h. Elaboración de la versión final de las guías de
facilitación para el desarrollo del Programa
de formación vivencial para prevención
de violencia de género, dirigido a líderes
y lideresas indígenas de la provincia de
Chimborazo que incorpora la estructura y
desarrollo de los talleres y adjunta una caja de
herramientas con las diferentes herramientas
y técnicas aplicadas en cada taller.
El programa contó con la participación de 35
mujeres lideresas y 21 hombres líderes de la
provincia de Chimborazo, quienes fueron elegidos
en asambleas comunitarias, identificando algunos
aspectos en común: liderazgo comunitario,
habilidades de comunicación, predisposición
para la réplica de contenidos y compromiso de
participar en todo el proceso formativo. Las
variables identificadas de las y los participantes
hacen referencia a, la edad: entre 20 a 55 años,
etnia: población indígena; estado civil: casado
y unión de hecho; nivel de escolaridad: no
especificado. El equipo técnico que estuvo a cargo
del proceso metodológico estuvo estructurado
por: 4 técnicos de campo expertos en materia
de género y promoción de salud (dos hombres
y dos mujeres), dos técnicos de apoyo para la
traducción e interpretación del idioma kichwa,
un técnico de logística y una diseñadora gráfica.
Todo el equipo técnico tuvo experiencias previas
en materia de derechos humanos y género.

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información y una buena relación en general
e) Los compromisos comunitarios para su plan de
vida señalan los siguientes: generar espacios
de opinión, capacitar a los demás, ser líderes
y lideresas comprometidos, compartir
conocimientos, ayudar, participar en forma
activa, valorar a los demás, incentivar al
grupo y ser responsable, ser promotores del
cambio hacia el buen trato y una convivencia
más armónica.
f) Las y los líderes capacitados han sido capacitados
como agentes de cambio y disponen de
las herramientas metodológicas para la
réplica, sin embargo, requieren avanzar en
los procesos de réplica y a la vez necesitan
acompañamiento para el desarrollo de estas
jornadas, buscando ampliar estos procesos
de formación y sensibilización hacia una
cultura libre de violencia de género y
convivencia armónica con un mayor grado
de incidencia.
También se recopilaron testimonios de la
experiencia con el Programa Vivencial, los cuales
fueron escogidos en forma aleatoria, una por
cada género:
Mujer de la comunidad Balda Lupaxí, parroquia
Columbe, cantón Colta nos comenta: “(…) me
han ayudado a abrir mi corazón, siendo un tema
el autoestima, el cual es aceptarse a uno mismo
como persona y como mujer productiva en la
comunidad, también el empoderamiento es el
trabajo que hacemos día a día como lideresa
comunitaria, (…) así mismo sabíamos sobre la
violencia pero muy poco, con estos talleres he
comprendido todos los tipos de violencia que
existen y cómo podemos evitar la violencia en
la familia y en la comunidad para poder exigir
nuestros derechos, nuestra paz y plenitud, son
cambios que vamos a hacer a futuro, sabemos
que no se hace de la noche a la mañana pero se
pude hacer el cambio poco a poco desde nuestros
hogares para de ahí cambiar en la comunidad.”
Hombre de la comunidad Pulucate Sangolquí,
cantón Colta refiere en la entrevista “(…) en este
taller nos ha dejado mucho que pensar, sobre los
actos de violencia que existe en el campo y entre
familiares. Estos talleres nos comprometen a ser
agentes de cambios, a cómo llevar la vida más
unida con mi esposa, familia y con la comunidad.
La transmisión de conocimientos será en reuniones
ya que como dirigente de la comunidad, nuestro
rol es justamente ser las personas que guíen y
orienten a los demás. Estamos en camino para
ir dando pasos para cambiar tantas situaciones
violentas que ocurrieron especialmente en el
tiempo de encierro por el COVID-19.”
4. Discusión
En un taller vivencial se trabaja a partir de vivencias
personales cotidianas, sobre temas específicos.
Es decir, tiene una estructura y una planeación
didáctica que permite revisar contenidos y
conceptos teóricos, para que después explores a
través de dinámicas vivenciales el conocimiento
adquirido y lo relaciones con su propio ser y
estar. Esta metodología facilita el conocimiento
de tu mundo interno para solucionar situaciones
emocionales de manera significativa que facilitan
tu crecimiento personal.
La violencia de género es un problema estructural
e histórico, es decir, es aquella violencia basada
en las relaciones de género dominantes en una
sociedad, constituyendo en una prioridad el
análisis de los fundamentos socioculturales que
generan la violencia porque incluye también
“elementos psicológicos, morales o de poder”
sobre la víctima y con frecuencia son las mujeres
y las niñas. (19)
La violencia de género no puede y debe ser
reducida únicamente a la violencia física. Según
Plaza (20) el concepto de violencia de género
debe ser reflexionado como “un concepto amplio
y complejo”. Existen varios determinantes para
las manifestaciones de la violencia de género.
La violencia de género debe ser entendida como
“una manifestación de relaciones de poder, por
lo tanto, no sólo una violencia física”, la cual es
el resultado de “las relaciones de poder desigual,
histórica y culturalmente establecidas entre
hombres y mujeres”. (20)
El reconocimiento de las mujeres como sujetas
de derechos y como humanas, obliga a todos
los estados a impulsar políticas públicas, con
la asignación de recursos para el desarrollo de
planes, programas y proyectos que promuevan
una vida digna para las mujeres, libre de violencia
y discriminación en todos los ámbitos; y a cada
una de nosotras, no perder la memoria histórica
de lucha por nuestros derechos, para poder
valorar, interiorizar, defender y vivirlo mediante
la integración en nuestra cotidianidad, y nuestros
entornos (familiar, laboral, y organizacional

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– comunitario - sociedad). Es decir, implica el
análisis de la categoría violencia de género como
elemental para una reivindicación, política, social
y económica de las mujeres.
Necesitamos trabajar en “la recuperación
consciente de nuestro primer territorio
cuerpo, como un acto político emancipatorio
y en coherencia feminista con ‘lo personal es
político’ y ‘lo que no se nombra no existe’”. Esta
perspectiva propone la recuperación y defensa
del cuerpo para su libertad y promoción de una
dignidad de vida (21).
Trabajar en las nuevas masculinidades debe ser
una prioridad. Para Bourdieu (20) el privilegio
masculino, “(…) no deja de ser una trampa (…)
le impone a cada hombre el deber de afirmar
en cualquier circunstancia su virilidad”. (22)
Limitamos la expresión de sus emociones y
prácticas hacia la igualdad en responsabilidades.
Las nuevas masculinidades deben orientar la
sensibilidad y el empoderamiento de los hombres.
Desde la perspectiva de vivir una nueva psicología
analítica con enfoque feminista, es posible
reconocer que toda acción tiene su origen en lo
femenino, debido a que lo femenino establece
el lugar subjetivo y de esta forma se resignifica
la imagen de la mujer como esa gran fuerza
femenina que hace que todo exista. Por tanto, a
lo femenino no se ofende, lastima o asesina por
el contrario se la cuida, ama y protege.
El Programa educativo vivencial, promueve el
reconocimiento de mujeres y hombres como
sujetas/os de derechos a partir de la construcción
de aprendizajes significativos que buscan
sanar la herida como una herramienta para la
transformación de la discriminación basada en
género. A la vez promueve el aprendizaje de
herramientas para la promoción de una vida
libre de violencia y mejora significativa de su
autoestima.
El contexto generado por la emergencia sanitaria
del COVID 19 “ha profundizado la discriminación
y la violencia estructural contra las mujeres”,
lo cual implica que los estados y la sociedad
civil desarrolle acciones para reducir este
problema social. La apuesta a una intervención
integral es urgente, y desde luego un eslabón
de intervención es la prevención a través de
procesos de sensibilización y concienciación de
mujeres y hombres. (23)
Los resultados obtenidos en este primer análisis
del taller vivencial muestran que, en efecto,
los talleres incrementan el autoconocimiento
de los participantes, lo cual repercute en una
mejor autoestima (24). Además, este proceso de
cambio provoca que la persona elija de manera
paulatina las metas que desea alcanzar; se vuelve
responsable de sí mismo, decide qué actividades
y modos de comportamiento son significativas
para él y cuáles no lo son, asumiendo poco a poco
la libertad y la responsabilidad de ser él mismo y
aprendiendo, a partir de las consecuencias (25).
Un taller vivencial es un espacio en el cual los
participantes se reúnen en grupo para trabajar
a partir de experiencias personales, sobre
algún tema específico. Posee una estructura y
planeación previa que contempla, además de
los contenidos teóricos, ejercicios que facilitan
el aprendizaje y el desarrollo personal de los
participantes (26).
Permite crear espacios dialógicos, donde se
ponen en común los conocimientos, afectos y
experiencias cotidianas y significativas de cada
uno de los participantes, para ser resignificadas
mediante estrategias de reaprendizaje, con lo
cual se obtienen formas distintas de ser y de
relacionarse con los otros (27).
El desarrollo de talleres vivenciales coloca a
las personas participantes en una situación de
igualdad. Esto debido a que dentro del grupo
todas las personas están buscando compartir,
aprender y estar mejor consigo mismos.
Una experiencia de formación con carácter
vivencial permite ser uno mismo sin ser juzgado.
Uno de los logros en un espacio de grupo, es
sentirse seguro y en confianza, reconociendo
que cada persona está aquí para aprender y
ayudar a aprender entre pares. Esto te permite
un conocimiento profundo a nivel individual (28).
Una ventaja adicional de trabajar bajo la modalidad
presentada es dar sentido de pertenencia a
cada persona; esto incluye: la aceptación, la
escucha y valoración de los actos que permite
brindar confianza. Cuando una persona se
encuentra en un grupo seguro y confiable, puede
vislumbrar otras alternativas de cómo las demás
se relacionan consigo mismas y con las demás, y
esto abre el campo de posibilidades creando un
espacio creativo (29).
Se pueden practicar los aprendizajes y ensayarlos

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directamente con otras personas. Todas las
herramientas y técnicas que se aprenden dentro
del grupo se practican inmediatamente con las
mismas personas que están aprendiendo. Formar
parte de un grupo genera sentido de pertenencia.
Escuchar y reconocerse en muchas ocasiones a
uno mismo, permite generar un sentimiento de
empoderamiento (30).
Los aportes desde la implementación de este
plan educativo vivencial fueron:
A nivel general: Potencializan los procesos
de crecimiento personal, comunitario y social
como estrategia de resiliencia y construcción de
posibles soluciones frente a las situaciones de
violencia de género e intrafamiliar en el ámbito
familiar y comunitario; fortalecen sus capacidades
individuales y colectivas para el pleno ejercicio
de sus derechos a través de la combinación de
aspectos cognitivos, afectivos y sociales desde la
individualidad de las y los participantes hasta la
construcción colectiva; identifican y potencializan
sus habilidades, valores, experiencias e ideales
que contribuirá al fortalecimiento de su
autoestima para tener una vida más integrada y
plena, reflejada en su proyecto de vida. Así como,
potencializan la resiliencia frente a la violencia
de género en el marco del nuevo contexto del
COVID – 19, con la construcción participativa de
soluciones viables en los espacios de crecimiento
personal, económico, social, cultural, familiar y
comunitario.
En el caso de las mujeres indígenas: Reflexionan
sobre los roles de género establecidos en
contextos comunitarios y familiares, así como
el feminismo como un movimiento para buscar
equidad de género; existe un reconocimiento
de los roles, responsabilidades y derechos que
contribuirán al desarrollo de prácticas libres
de violencia en el ámbito privado (familia) y
público (comunidad); predisposición para un
empoderamiento familiar y comunitario como
mecanismo de resiliencia, autosuficiencia y
organización comunitaria, con mayor énfasis
en la situación de mayor vulnerabilidad de las
mujeres (confinamiento obligatorio por el COVID
-19); identifican las potencialidades, recursos
y oportunidades individuales, familiares y
comunitarias; reconocen espacios públicos y
privados para acceso a oportunidades y proponer
iniciativas de crecimiento y desarrollo en el
ámbito productivo, de salud, educación, vivienda,
entre otros. Y finalmente, generan predisposición
al desarrollo de actitudes y comportamientos no
violentos dentro del hogar, familia y comunidad
para generar cambios y mejorar su convivencia
diaria.
Mientras que, los hombres líderes indígenas;
conocen y aplican herramientas para gestionar
las emociones y sentimientos y prácticas de
comunicación asertiva; reconocimiento de las
relaciones de poder vinculadas la generación de
prácticas violentas evidenciada en el contexto
del COVID – 19; a la vez identifican y analizan las
consecuencias del machismo en los contextos
comunitario y familiares y se predisponen al
desarrollo de relaciones armónicas justas y
equitativas entre todos y todas.
En relación con los materiales y otros productos
del programa educativo vivencial dirigido a
líderes y lideresas, se desarrollaron: 2 Guías
de facilitación, de estas, 1 dirigida a mujeres
lideresas y 1 para hombres líderes indígenas de
la provincia de Chimborazo. La estructura incluye
las siguientes partes: tema, objetivo, contenido
teórico, desarrollo paso a paso (reflexión y
actividad inicial, actividades para desarrollar el
contenido, cierre y retroalimentación) y anexos,
con este contenido es posible orientar de forma
sencilla, pero a la vez completa para la réplica por
cualquier persona que se encuentre interesado
en desarrollar con grupos de mujeres u hombres
tanto del sector rural como urbano. Las
temáticas abordadas incluyen como transversal
a los enfoques de género, intercultural y
derechos humanos. Las temáticas para mujeres:
autoestima, autoconocimiento y plan de vida;
género y feminismo; liderazgo y empoderamiento
social; posicionamiento y acceso a oportunidades;
espacios de toma de decisiones; Prevención de
Violencia; mientras que las temáticas para los
hombres fueron: autoestima y derechos; estrés,
manejo de emociones y sentimientos; liderazgo
y empoderamiento social; o prevención de
Violencia.
Además, esta guía metodológica incluyó, 1 kit de
materiales lúdicos el trabajo individual y grupal
dentro de los talleres. Esta se denominó “caja
de herramientas Maquita”, la cual involucra
técnicas, fichas y herramientas utilizadas para
el desarrollo de los talleres. Entre algunas de
estas se encuentran la mandala de la vida,
escala de autoestima, árbol de la vida, la varita

Volumen 14 Número 1 - 2023 PROGRAMA DE FORMACIÓN VIVENCIAL PARA PREVENCIÓN DE VIOLENCIA DE GÉNERO,
DIRIGIDO A LÍDERES Y LIDERESAS INDÍGENAS DE LA PROVINCIA DE CHIMBORAZO85
mágica, árbol de la igualdad y desigualdad,
tarjetas de emociones, machómetro, bingo de
la violencia, estadísticas, videos educativos,
compromiso de cambio, fichas de evaluación del
proceso de formación. Estos materiales fueron
construidos considerando las particularidades y
características de las y los participantes.
Para el diseño editorial de Las Guías de
facilitación del Programa y el kit de materiales
lúdicos, se emplearon fotografías de los líderes y
lideresas participantes, para lo cual se contó con
la autorización y derechos de uso, las imágenes
e ilustraciones empleadas, fueron validadas
previamente antes de su uso y se diseñaron a
partir del mismo proceso participativo empleado
a lo largo del desarrollo del programa.
5. Conclusiones
6. Recomendaciones
7. Agradecimientos
El Programa educativo vivencial para prevención
de violencia de género, dirigido a líderes y
lideresas indígenas de la provincia de Chimborazo,
constituye una de las pocas experiencias en
prevención de violencia de género con población
indígena, que incluya al género masculino y que
considere una metodología activa y participativa,
desde el proceso de planificación; obteniendo
como resultado dos guías metodológicas de
facilitación diseñadas de acuerdo a las realidades
de la población indígena de nuestra provincia.
Los talleres implementados con la metodología
vivencial promovieron el aprendizaje significativo
de las lideresas y líderes indígenas que participaron
en el programa, se permitieron generar procesos
de análisis en cuanto a sus comportamientos,
creencias y actitudes personales y de interacción
social en cada una de las diferentes temáticas;
a su vez, los materiales entregados con los
diferentes ejercicios incentivan la generación de
aprendizajes y vivencias entre sus familiares,
amigos y vecinos, lo cual contribuye a propiciar
procesos de cambio social a nivel comunitario.
En definitiva, el plan educativo mediante
la implementación de talleres vivenciales
contribuyó al desarrollo de destrezas, habilidades
y conocimientos de lideresas y líderes indígenas
de la provincia de Chimborazo. Las 35 mujeres
y 21 hombres están formados como gestores y
gestoras del cambio social para sus comunidades
desde una formación vivencial con el manejo
de técnicas activo-participativas y reflexivas que
orientan a la adopción de nuevas prácticas y
actitudes desde un reconocimiento, confrontación
La propuesta de este plan educativo desde
un proceso vivencial contribuyó a generar
aprendizajes reflexivos y significativos, mediante
un trabajo a partir de experiencias personales,
contenidos teóricos, y espacios de diálogo para
en forma conjunta generar predisposición hacia
conductas más abiertas para desaprender
prácticas violentas consigo mismas y con las
demás (familia y comunidad) y constituirse
en gestores y gestoras de cambio social. Este
proceso favorecería directamente si se continúan
replicando procesos similares en comunidades del
sector rural, donde es muy limitado el desarrollo
de estos planes educativos o al menos poco
difundidos, e inexistentes con grupos de hombres
indígenas que fortalezcan sus prácticas desde
estas nuevas formas de vivir sus masculinidades.
Considerar un trabajo tanto con mujeres,
pero también con hombres, con enfoque de
equidad e intercultural. Este plan educativo
vivencial ofrece una metodología co-construida
con lideresas y líderes indígenas, así como
una caja de herramientas, las cuales fueron
validadas y adaptadas a los requerimientos de
las y los participantes. Este accionar permitirá
un verdadero empoderamiento de mujeres
y hombres como gestores/as de cambios
significativos hacia la vivencia de una cultura de
paz, convivencia armónica y equidad de género.
Agradecemos a Fundación Maquita Cushunchic
Comercializando como Hermanos y Fundación
HABITAR por la excelente articulación y trabajo
en territorio a favor de una cultura de paz y
empoderamiento que permitió crear y compartir
la experiencia con líderes y lideresas de
Chimborazo.
consigo mismos y la acción mediante prácticas
concretas de buen trato, comunicación asertiva
que conlleven a una vida libre de violencia de
género y el alcance de un verdadero Sumak
Kawsay¹ (Buen Vivir) para hombres y también
para mujeres.
8. Conflictos de intereses
Los autores declaran no tener conflicto de interés.
¹Sumak Kawsay: Concepción originaria de los pueblos y
nacionalidades kichwas; reconocido en la Constitución de la
República de Ecuador del año 2008.

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9. Limitación de responsabilidad.
10. Fuentes de apoyo.
Los puntos de vista expresados en el manuscrito
son de entera responsabilidad de los autores y no
de la institución en la que trabajan o de la cual
proviene su financiación.
Los puntos de vista expresados en el manuscrito
son de entera responsabilidad de los autores y no
de la institución en la que trabajan o de la cual
proviene su financiación.

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