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FACTORES DESENCADENANTES DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN
DURANTE LA PANDEMIA POR COVID-19Vol. 15 Edición especial 2024
RESUMEN
ABSTRACT
Triggers of anxiety and depression during the COVID-19 pandemic
FACTORES DESENCADENANTES DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN DURANTE LA
PANDEMIA POR COVID-19
(1) Médico Especialista en Psiquiatría, Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, Facultad de Salud Pública, Carrera de Medicina.
(2) Carrera de Medicina, Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, Panamericana Sur km 1 ½, EC060155, Riobamba - Ecuador.
Autor de correspondencia:
Correo electrónico: emely.arellano@espoch.edu.ec
Introducción: La pandemia por COVID-19 llegó a la cotidianidad el 31 de diciembre de 2019, cuando la Organización Mundial de la Salud
declaró su aparición en Wuhan, China. A partir de ese momento la humanidad se enfrentó a una de las luchas más arduas que ha cursado,
modificando radicalmente la manera de pensar de cada individuo, su entorno y sus acciones, afectando notoriamente su salud mental.
Objetivo: Identificar los factores que provocaron los trastornos de ansiedad y depresión durante la pandemia producida por COVID-19.
Método: Este trabajo es una revisión bibliográfica no sistemática. Resultados: Se seleccionaron 60 artículos para una primera etapa
de investigación, citando en este trabajo 43 de ellos, 17 artículos en español y 26 en inglés. Finalmente se excluyeron 17 artículos por
no coincidir con el rango de fecha, falta de acceso a la información completa y no estar en inglés o español. Discusión: Las medidas de
aislamiento social y cuarentena que tenían como principal objetivo disminuir la transmisión comunitaria del COVID-19, tuvo un impacto
realmente negativo en la salud mental de la población mundial pues se produjo un incremento de la depresión, la ansiedad, el consumo
de sustancias, el duelo y la soledad. Conclusión: La pandemia trajo consigo factores desencadenantes de ansiedad y depresión, tales
como el miedo a contagiarse, la soledad, el aislamiento, dificultades económicas, el consumo de alcohol y daños inherentes a estos
factores, que llegaron y hasta hoy en día se han establecido como ejes principales de las alteraciones psicológicas de las personas.
Palabras claves: depresión, ansiedad, aislamiento, factores desencadenantes, COVID-19.
Introduction: The COVID-19 pandemic became a global concern on December 31, 2019, when the World Health Organization declared its
emergence in Wuhan, China. From that moment, humanity faced one of the most arduous challenges in history, radically changing the
way each individual thinks, their environment, and their actions, significantly impacting mental health. Objective: To identify the factors
that caused anxiety and depression disorders during the COVID-19 pandemic. Method: This study is a non-systematic bibliographic
review. Results: Sixty articles were selected in the initial stage of research, with 43 of them being cited in this work—17 articles in Spanish
and 26 in English. Seventeen articles were excluded due to not matching the date range, lack of access to full information, or not being
in English or Spanish. Discussion: Social isolation and quarantine measures, primarily aimed at reducing community transmission of
COVID-19, had a profoundly negative impact on the mental health of the global population, leading to an increase in depression, anxiety,
substance abuse, grief, and loneliness. Conclusion: The pandemic introduced triggers for anxiety and depression, such as fear of infection,
loneliness, isolation, economic difficulties, alcohol consumption, and the inherent damage caused by these factors, which have become
and remain central to the psychological disorders affecting people today.
Keywords: depression, anxiety, isolation, triggers, COVID-19.
Facultad de
Salud Pública
ARTÍCULO DE REVISIÓN Historial del artículo: Recibido: 01/05/2024 · Aceptado: 07/08/2024 · Publicado: 20-09-2024
https://cssn.espoch.edu.ec
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Brigette Carolina Huaraca Morocho ⁽¹⁾
Emely Regina Arellano Paguay ⁽¹⁾ *
Diana Alejandra Montesdeoca Segovia ⁽²⁾
Carla Solange Tapia Chuni ⁽²⁾
brigette.huaraca@espoch.edu.ec
emely.arellano@espoch.edu.ec
diana.montesdeoca@espoch.edu.ec
solange.tapia@espoch.edu.ec
iD John Marcos Torres Dueñas ⁽²⁾
john.torres@espoch.edu.ec
CSSNLa Ciencia al Servicio de la Salud y la Nutrición
REVISTA CIENTÍFICA DIGITAL
132Brigette Carolina Huaraca Morocho, et al. Vol. 15 Edición especial 2024
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19)
es una enfermedad viral altamente contagiosa
causada por el coronavirus 2 del síndrome
respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2). Después
de que se informaran los primeros casos de esta
enfermedad predominantemente respiratoria
en Wuhan, provincia de Hubei, China, a fines de
diciembre de 2019, el SARS-CoV-2 se diseminó
rápidamente por todo el mundo. Esto obligó a la
Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar
una pandemia mundial el 11 de marzo de 2020 (1).
Desde ese momento la humanidad se enfrentó a
una de las luchas más arduas que ha cursado, una
nueva pandemia, la cual modificó radicalmente
la manera de pensar de cada uno, su entorno y
sus acciones; además se pudo evidenciar varios
efectos sobre la economía y la salud mental de la
población. En cuanto a su impacto económico se
puede afirmar que el comercio internacional tuvo
fuertes altibajos, dio lugar a una de las mayores
crisis, puesto que en los países su actividad
disminuyó hasta un 90% y mundialmente el 3%,
presentando un incremento en los préstamos
dudosos y la demora en la resolución de cada
uno, se presentó una restricción a los créditos
bancarios y por ende el nivel de endeudamiento
creció considerablemente (2,3). El tema principal
de este artículo es abordar cómo la pandemia
afectó a la salud mental de las personas,
influyendo precisamente en dos trastornos muy
significativos, la ansiedad y la depresión.
Cabe recalcar que, hasta el mes de mayo de 2022
Our World in Data afirmó que existen 531 millones
de casos de COVID-19 y 6.3 millones de muertes a
manos de este virus a nivel mundial, destacando
que el 66.5% de la población se encuentra
vacunada con al menos una dosis y el 60.6% está
completamente vacunada (4). Sucede pues que,
inicialmente el brote de coronavirus alarmó a la
población mundial debido a la incertidumbre que
causaba un tema desconocido, es exactamente
en ese punto donde comenzó el deterioro de la
salud mental que según la OMS (2022) se define
como “estado de bienestar mental que permite
a las personas afrontar las tensiones de la vida,
desarrollar sus capacidades, aprender y trabajar
bien y contribuir a su comunidad” (5,6).
En relación con la problemática expuesta, como
resultado del rápido incremento de contagios y
muertes por COVID- 19 un porcentaje considerable
de personas, incluyendo al personal de salud,
experimentaron algunos trastornos depresivos
que se caracterizan por: tristeza, pérdida de
1. Introducción interés o placer, falta de concentración y sensación
de cansancio. La depresión puede ser recurrente
o duradera, y afecta notablemente la capacidad
del individuo para funcionar eficientemente
o para hacer frente a las dificultades diarias.
En su forma más severa este trastorno puede
conducir al suicidio (7). No hay duda de que, la
incertidumbre es un desencadenante frecuente de
la depresión, así como las restricciones derivadas
del aislamiento social preventivo que ocasionó un
cambio drástico en los planes futuros, sin olvidar la
separación repentina del contexto familiar o social.
Diversos estudios sugieren que la prevalencia de
depresión en la población general durante el brote
de COVID-19 es del 25%, recalcando también que
las tasas de depresión pudieron ser 7 veces más
altas durante el brote de la enfermedad (8).
Por otra parte, atravesar por una pandemia
mundial se convirtió en un momento aterrador
para la población, generando miedo el cual
está ligado a la ansiedad que se manifiesta
como un estado de ánimo orientado hacia
el futuro que radica en un complejo sistema
de respuesta cognitiva, afectiva, fisiológica y
conductual asociada con la preparación para los
eventos anticipados o circunstancias percibidas
como amenazantes. La ansiedad incrementó
en la población por tres factores esenciales, el
miedo por padecer o contraer la enfermedad,
la incertidumbre y la preocupación por perder
seres queridos (9,10). Es uno de los trastornos
psiquiátricos más estudiados, pues para una
gran cantidad de personas la pandemia fue una
situación muy difícil de manejar. Investigadores
en China examinaron las respuestas psicológicas
durante la etapa inicial de la epidemia de COVID-
19 en la población general, revelando que el
28.8% de los entrevistados informó síntomas de
ansiedad de moderados a graves (11).
Sin lugar a duda, cada vez existe más preocupación
para hacer frente a la ansiedad y depresión, así
como sus impactos individuales y colectivos a
largo plazo (12). La creciente inquietud sobre los
trastornos psicológicos permitió reconocer que los
efectos de la pandemia por COVID-19 en la salud
mental de la población es tan relevante como
identificar las características clínicas y los patrones
de manejo y transmisión de la enfermedad. Por
esta razón, el presente artículo tiene como
objetivo responder ¿Cuáles son los factores que
provocaron los trastornos de ansiedad y depresión
en la población general durante la pandemia de
COVID-19?
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DURANTE LA PANDEMIA POR COVID-19Vol. 15 Edición especial 2024
2.1. Tipo de estudio
La presente investigación se realizó a través de
una revisión bibliográfica de tipo narrativa en la
que se mencionará los factores desencadenantes
de los trastornos emocionales más comunes y
evidentes como son la ansiedad y depresión que
se vivió durante la pandemia por COVID-19.
2.2. Bases de datos
Las fuentes de información utilizadas fueron
revistas médicas como PubMed, Scielo,
Elsevier, SpringerOpen y Frontiers y reportes
de organizaciones de renombre como: OMS y
la Organización Panamericana de la Salud (OPS)
entre otras fuentes de información referentes al
tema.
2.3. Criterios de inclusión y exclusión
Para la selección de los artículos de referencias,
se incluyeron los siguientes criterios: estudios
transversales, longitudinales, ensayos, revisiones
subjetivas, artículos originales y revisiones
sistemáticas que proporcionaron información.
Tomando en cuenta así 43 artículos que tenían
máximo cinco años desde su publicación, es decir
documentos que fueron publicados desde el año
2020 hasta el 2024. Se excluyó cartas al editor o
director, artículos breves de opinión, resúmenes
e información que solo estaba disponible en
otros idiomas que no fueran español o inglés.
Fuentes bibliográficas no indexadas. Así también,
se excluyeron aquellas fuentes que presentaron
sesgo de publicación (bases que solo indexan
artículos con resultados positivos), o los sesgos
relacionados con la selección, confusión y
medición de las variables de estudio.
2.4. Estrategias de búsqueda
Para encontrar los artículos de la investigación se
utilizaron cadenas de búsqueda, se consideraron
filtros específicos en el despegable “All Fields”
como: “Full text “, “Title”, “Journal”, “Language”
exclusivamente en español e inglés, “Systematic
Review” y “5 years”. En otras ocasiones la búsqueda
fue directamente en la MeSH Database, utilizando
los tres principales operadores booleanos: “AND”
para conectar ansiedad y depresión durante la
pandemia por COVID-19; “OR” para identificar
los dos trastornos emocionales más frecuentes
o ansiedad y depresión durante la pandemia; y
el conector “NOT” para evitar documentos que
2. Metodología
3. Resultados
Para la presente revisión bibliográfica se realizó
una búsqueda de la literatura científica acerca
del tema y se encontraron 60 artículos, donde
se destacan revisiones bibliográficas narrativas,
sistemáticas, artículos originales, informes
y metaanálisis, con autores nacionales e
internacionales, fecha entre 2020 y 2024, en los
idiomas español e inglés. Se realizó una minuciosa
lectura de todos los resultados obtenidos, de los
cuales se descartaron 17 artículos en total: 4
porque no coincidían con el rango de fecha de
publicación requerida, 10 por falta de acceso a
los artículos completos y 3 debido a que no se
encontraban en inglés o español. Se analizaron
a profundidad 43 documentos de interés para la
investigación, de los cuales 17 artículos están en
español y 26 en inglés, teniendo en cuenta los
criterios de inclusión y exclusión planteados y
que muestren alguna relación con los factores
desencadenantes de ansiedad y depresión durante
la pandemia por COVID-19.
hablaran sobre otros trastornos emocionales o en
otro contexto que no sea durante la pandemia
por COVID-19. Además, para una búsqueda
rápida se utilizaron palabras clave como:
“ansiedad”, “depresión”, “pandemia”, “COVID-
19” y “efectos psicológicos”. Una vez dentro del
artículo seleccionado, se identificaron bibliografías
importantes relacionadas al tema por lo que de
manera secuencial se obtuvo información que
aportó con la revisión.
2.5. Extracción de datos
Se extrajeron datos de artículos y revisiones
sobre factores desencadenantes de ansiedad y
depresión durante la pandemia por COVID-19.
Criterios específicos guiaron la selección. Cinco
investigadores independientes usaron plantillas
para registrar variables como síntomas, valores
estadísticos y manifestaciones. Los datos se
validaron mediante consenso y se utilizaron para
identificar patrones clínicos y tendencias en el
estudio.
2.6. Análisis de datos
El análisis de datos se realizó comparando varios
estudios que fueron completamente originales y
validados con evidencia científica, de modo que
estas herramientas permitieron buscar, analizar
e interpretar la información más actualizada y
disponible del tema analizado.
134Brigette Carolina Huaraca Morocho, et al. Vol. 15 Edición especial 2024
Ilustración 1. Diagrama de flujo que describe la canalización y la
identificación de estudios relevantes.
Diagrama de flujo que describe la canalización y la identificación de
estudios relevantes.
A través de la presente revisión bibliográfica,
se encontraron los principales factores
desencadenantes de los trastornos de ansiedad y
depresión que se produjeron durante la pandemia
por COVID-19.
Existen múltiples estudios de encuestas que
han revelado una gran cantidad de problemas
psicológicos provocados por la pandemia a
nivel mundial, pues el COVID-19 es un evento
traumático que tuvo un impacto global. Además,
en el estudio elaborado por Galea (2020) sobre
las consecuencias para la salud mental del COVID-
19 y el distanciamiento físico se menciona que: el
incremento de la depresión, la ansiedad, el consumo
de sustancias, el duelo y la soledad se expandió, a
causa del aislamiento social, los impactos duraderos
del miedo y sobre todo los problemas financieros
relacionados con la pandemia (13).
Por otra parte, es importante mencionar que
claramente son numerosos los trastornos mentales
originados, sin embargo, diversas organizaciones
como la Asociación Americana de Psiquiatría (APA),
Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales
(NAMI), OPS, entre otras concluyen que, los
trastornos presentados con mayor incidencia son
la ansiedad y depresión pues, a lo largo de 2020,
la pandemia provocó un aumento del 27.6% en
los casos de trastornos depresivos mayores y del
25.6% en los casos de trastornos de ansiedad a
nivel mundial (14).
En su parte, las medidas de aislamiento social y
cuarentena que tenían como principal objetivo
disminuir la transmisión comunitaria del COVID-19
tuvo un impacto realmente negativo en la salud
mental de la población mundial. Pues se considera
que, los seres humanos son seres sociales, por lo
que, evidentemente permanecer extensos períodos
43 artículos revisados:
17 artículos: en español
26 artículos: en inglés
17 artículos excluidos:
4 artículos: no coincidir con el
rango de fecha
10 artículos: falta de acceso a la
información completa
3 artículos: no estar en inglés o
español
60 artículos
4. Discusión
de tiempo en aislamiento social es muy complicado
de manejar. Se comprende entonces que, la frase
“Quédese en casa y manténgase a salvo” difundida
por los distintos medios de comunicación, no
tomaron en cuenta los significativos efectos
psicológicos y el impacto en la rutina diaria de todas
las personas, que esto iba a provocar (15).
En consecuencia, del notable deterioro de la salud
mental también se realizaron varios estudios
enfocados en los factores desencadenantes
relacionados con las manifestaciones depresivas
y ansiosas en los individuos que se encontraban
en cuarentena, y ambas se pueden considerar una
reacción normal ante el estrés generado (16).
No obstante, también son reconocidos como
factores frecuentes de cuadros de depresión y
ansiedad a la sensación de incertidumbre, los
repentinos cambios en los planes futuros, la
separación brusca del contexto familiar o social de
los individuos, tener un bajo nivel socioeconómico,
baja resiliencia y apoyo social, miedo al propio
contagio como a la posibilidad de infectar a seres
queridos y familiares, la constante frustración y
aburrimiento (16,17). Sin olvidar que, tener alguna
comorbilidad médica, formar parte del personal
de salud y ser mujer también son factores de gran
relevancia pues, en el caso de los médicos, no contar
con el equipo de protección necesaria para cuidar
su integridad y poder trabajar tranquilamente,
se convirtió en un factorp desencadenante de
ansiedad; por otra parte ser mujer se reconoce
en distintos artículos como un factor de riesgo
asociado a la violencia doméstica, un tipo de abuso
muy frecuente durante la pandemia que también
se vinculó con depresión y ansiedad (17,18).
Si bien es cierto, existen una inmensa cantidad
de factores que provocaron trastornos mentales
como la ansiedad y depresión producto de la
pandemia originada por el coronavirus SARS-CoV-2,
se pretende destacar en la presente investigación
los de mayor incidencia según los diversos artículos
estudiados.
4.1. Miedo
El miedo es una emoción adaptativa que
desempeña la función de movilizar energía para
afrontar una amenaza potencial, no obstante, si
esta emoción no se encuentra calibrada para una
amenaza real, podría ser desadaptativo (19). Por
tanto, puede originar efectos nocivos tanto a nivel
social como a nivel individual si es exagerado o
excesivo. Además, el miedo posee una importancia
significativa en la supervivencia pues, durante la
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pandemia desencadenó algunas conductas de
bioseguridad, como el lavado de manos o el uso
de la mascarilla que ciertamente consiguen reducir
la trasmisión del virus, pero también incrementa
la ansiedad por la salud (19,20). En cambio, si
el miedo es inexistente también se producen
resultados negativos pues, los individuos no toman
en cuenta las medidas de seguridad dadas por el
gobierno ignorando los posibles riesgos de contagio
y mortalidad.
Por otra parte, el miedo puede desencadenar
en sesgos cognitivos como el catastrofismo que
usualmente se lo relaciona con la depresión y
ansiedad. Autores definen al catastrofismo como
un modelo de pensamiento dañino en el cual,
un individuo espera el peor resultado posible
ante cualquier situación dada. Se conoce que, al
comienzo de la pandemia la población tenía una
perspectiva negativa y exagerada de la realidad
acompañada de un estado de ánimo negativo
incluyendo los elevados niveles de miedo (21).
En el mismo orden de idea, se identifica al miedo
como un factor que puede iniciar un trastorno
mental, particularmente en las personas que
poseían un nivel subclínico de ansiedad y depresión
antes del comienzo de la pandemia y también para
aquellos que son susceptibles de sobrestimar
la amenaza, sin olvidar a los individuos que son
intolerantes a la incertidumbre (22). Entre las
principales reacciones en la población afectada
en el período de aislamiento se presentaba el
miedo a enfermar y/o morir, temor a ser excluido
socialmente, temor a no trabajar y no generar
ingresos o ser despedido de su trabajo, sin
olvidar el miedo a la separación de su familia y
seres queridos, acompañado del sentimiento de
impotencia y temor por perderlos.
Es importante mencionar también que la constante
preocupación por la salud mental de la población
originó una gran cantidad de investigaciones con un
enfoque especial en cuanto a los factores asociados
con el miedo al COVID-19. Se informa entonces que
el sexo es el predictor más consistente, pues las
mujeres experimentaron niveles altos de miedo
en comparación de los hombres, la edad también
está relacionada pues, los estudios señalan que
los adultos mayores presentaban menor temor
al virus (23,24). Así mismo, el riesgo laboral es
otro predictor vinculado, específicamente en
los profesionales de salud pues no poseer los
suministros suficientes para trabajar y protegerse
produce un temor constante que genera ansiedad y
depresión. Además, los individuos que permanecían
en aislamiento o los que tenían sospecha de
contagio manifestaron niveles altos de miedo.
Por último, las noticias falsas fueron sin lugar a
duda, uno de los factores más identificables ya
que, durante el confinamiento el uso de las redes
sociales incrementó considerablemente, pues las
personas debían comunicarse con sus familiares,
amistades y compañeros de trabajo sin embargo,
estas redes sociales también fueron utilizadas como
una herramienta de búsqueda e intercambio de
información sobre el COVID-19, pero se debe tener
en cuenta que es una plataforma abierta y pública,
todos los individuos pueden compartir información
falsa basada en rumores que en lugar de comunicar
y aclarar dudas a la población generan miedo
(23,25).
4.2. Soledad y aislamiento
Se entiende por soledad al estado subjetivo que
contrasta con la condición de separación física,
en respuesta a la falta de una relación particular
e involucra un desequilibrio en el nivel anhelado
y logrado de interacción socioafectiva, cuyos
resultados pueden ser confrontados tanto de
manera positiva como negativa en dependencia
del grado de control que mantenga el sujeto sobre
el déficit relacional. Además, se puede entender a
la soledad como un fenómeno multidimensional,
psicológico y altamente estresante, resultante de
las carencias afectivas, sociales y/o físicas, reales
o percibidas, que impulsan un funcionamiento
diferente en la psicología y salud del sujeto (26).
Ahora bien, la pandemia se estableció como el
protagonista de cambios drásticos en la vida
cotidiana de las personas, el mismo hecho de
la imposición de un aislamiento, en mucho de
los casos de integrantes de un mismo hogar y la
obligada adaptabilidad para las nuevas condiciones
sociales, incursionaron a un alejamiento extremo
entre individuos. Si se enfatiza en el largo tiempo
que se estableció el distanciamiento, se marca las
variaciones de estado de ánimo de las personas
como por ejemplo: los pensamientos negativos,
inherentes de los aislamientos alargados, sin dejar
a un lado la angustia o dificultad para hablar de los
sentimientos con terceros y preocupaciones por la
falta de información de los seres queridos (27,28).
De igual manera, es importante esclarecer que la
resiliencia en la manera de vivir de las personas
está relacionada con el bienestar psicológico,
entendiendo que si la estabilidad emocional y
física se mantiene es mucho más probable que una
persona pueda resistir los cambios o crisis que se
presenten, pero si enfocamos al lado opuesto, a las
personas con inestabilidad emocional en sus vidas
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les resulta mucho más difícil poder adaptarse a los
cambios que alteran la resistencia mental (26,28).
La OMS (2021) destaca la importancia de mantener
el distanciamiento social, sobre todo en el caso de
los adultos mayores, quienes son los más afectados
por la soledad, por lo que se impulsa a mantener el
contacto con familiares y amigos mediante el uso
de la tecnología (videollamadas), pero la realidad
es mucho más compleja debido a que los ancianos
tienen muchas desventajas frente a esta situación
(29).
4.3. Virtualidad
El confinamiento social globalizado y la migración de
la vida presencial a una modalidad virtual, cambió de
manera radical e inesperada la salud emocional de
todas las personas, ya que, naturalmente el hombre
necesita relacionarse para buscar desarrollo y
progreso, lo que incluye la interacción física con
otras personas y su entorno. En este contexto, se
evidencia de forma marcada que el enfrentamiento
que tuvo que superar la población frente a la
pandemia, afectó a dos factores importantes
para el desarrollo tanto personal como social,
haciendo referencia a uno de estos, se considera
al ámbito educativo, que fue uno de los sectores
más afectados, obligando una transformación de
educación directa alumno-docente a un escenario
dependiente del uso de nuevas tecnologías, siendo
este el nuevo canal de comunicación e intercambio
de información, que fue acuñado posteriormente
dentro de otros espacios virtuales como el
teletrabajo, tele consultas médicas, tele educación,
tele conferencias, etc. Modalidades adoptadas al
medio, para poder sobrellevar la situación e ir
avanzando a pesar de las dificultades que implicaba
cualquier tipo de reunión social; sin embargo, esto
afectó significativamente emociones inevitables en
torno a esta problemática, como fue un aumento
evidente en cuanto a la ansiedad y depresión,
que causaba en niños, jóvenes y adultos, el hecho
de desarrollarse en un entorno aislado, tras una
pantalla, y con muchos factores externos influyendo
el desinterés y la distracción que venía consigo este
cambio drástico, el cual desfavorablemente fue
experimentado por la mayoría de la población (30).
Visto de esta forma, se debe clarificar que dentro del
ámbito educativo esta modalidad virtual ha tenido
tanto ventajas como desventajas, estas últimas
serán de mayor estudio, ya que, aportan y guardan
estrecha relación con el objetivo de estudio. Por
tanto, la educación fue uno de los sectores más
afectados, debido al cierre abrupto y total de
todos los centros educativos y universidades en
gran parte del mundo, que limitó a los estudiantes
a ingresar de forma presencial y directa a las aulas
de clase y aumentó la preocupación en familiares,
docentes y en los mismos estudiantes, esto se debe
a que, la pandemia se convirtió en la necesidad de
las instituciones educativas para adoptar soluciones
innovadoras que busquen seguir impartiendo la
educación, pero de forma diferente. Todo esto, se
vio inequitativo y afectó a la población más pobre,
provocando la deserción de muchos estudiantes
por la dificultad para recibir clases o realizar las
tareas escolares, claramente por los escasos
recursos económicos que presentaban y esto
limitaba a tener acceso a diferentes dispositivos
tecnológicos; el poco acceso a internet o en algunas
ocasiones fallas en la conexión del mismo, la falta
de comprensión al docente, el poco conocimiento
del uso de algunas aplicaciones impuestas para el
aprendizaje como Zoom, Microsoft Teams, Idukay,
Moodle, el acortamiento de las horas de clase, la
falta de ayuda pedagógica, el estrés familiar, la
incertidumbre al momento de realizar tareas o
lecciones, la ausencia familiar, y demás factores
externos que influyen en el desarrollo académico
de los estudiantes en general, provocó episodios
de ansiedad y depresión, que según estudios
realizados provocaron bajo rendimiento, mal
comportamiento, problemas con la familia y la
institución educativa o universidad, el consumo de
drogas y alcohol; además de ser la causa de origen
de otras enfermedades como: gastritis, onicofagia,
etc.; trastornos de salud mental como: Trastorno
de déficit de atención con hiperactividad (TDAH),
estrés, bipolaridad y pánico; trastornos alimenticios,
fobias y demás, que tiene como consecuencia la
creación de una educación a medias, donde se
evidencia falencias y por ende un deterioro de la
calidad y calidez de la educación (31).
En esta perspectiva también, se ve involucrado el
teletrabajo, donde significó para muchas familias
un tiempo muy difícil, puesto que perdieron sus
fuentes de ingreso a raíz del confinamiento y el
cierre de algunos negocios obligó a un recorte
del personal que dejó a muchas personas en
desempleo, sin embargo, otra parte de la población
se acogió de manera masiva al teletrabajo, que
era una modalidad ya existente, pero que era
considerada como una opción, no obstante, durante
el confinamiento se convirtió en una obligación que
según expertos provocó ansiedad, depresión y
estrés, sentimiento de soledad, pues fue un cambio
brusco de un día para el otro. Razón por la cual,
las personas que se sumergieron en el teletrabajo,
además de la preocupación del empleo que tenían
y el querer culminar con su jornada laboral, se
sumaba la ayuda y la atención que debían brindar
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al mismo tiempo a sus hijos, también el hecho de
no tener un horario establecido ya que desde la
“comodidad del hogar” algunos jefes violaban los
derechos de sus trabajadores y los cargaban de
trabajo, es decir existían “cambios de horario”,
“horas extras de trabajo”, sin reconocimiento
alguno; en otros casos muchas personas trabajaban
en el mismo lugar de reposo, lo que no tenía
significado para ellos tener un límite de descanso;
pero en el caso exclusivo de la mujer cumplía
el trabajo de madre, profesora, ama de casa,
profesional, y fue quien presentó la tasa más alta
de ansiedad, de modo que fue difícil tener muchas
responsabilidades a la vez y sentirse bien para dar
lo mejor a su familia. No se puede olvidar también,
del gran trabajo que realizaron médicos y docentes,
para quienes su profesión implica mantener
contacto directo con sus usuarios sean pacientes
o estudiantes, lo que generó cuadros admirables
de ansiedad y depresión, por la preocupación de
buscar alternativas para cumplir con su vocación
de salvar vidas e impartir conocimiento a sus
estudiantes, respectivamente (32).
4.4. Dificultades económicas
Es significativo el impacto económico de la COVID-
19 en el mundo, causado por la fuga de capitales,
la caída de exportaciones, la falta del turismo, y el
desempleo provocado por la cuarentena impuesta
para manejar la pandemia (33). En América Latina, la
caída económica agregó a 12 millones de personas
a las filas del desempleo, llevó a 28.7 millones de
personas más a la pobreza y a 15.9 millones de
personas a la pobreza extrema; además, se produjo
una reducción de trabajadores informales por el
confinamiento, lo cual provocó una falta de capital
para la estabilidad económica de estas familias (34).
Por consiguiente, varios estudios demuestran
que hay una relación bidireccional entre estos
trastornos mentales y la pobreza, estableciendo
que las personas con una fuente de ingresos
inferior, tiene alrededor de 1,5 y 3 veces más
probabilidad de padecer trastornos depresivos o
de ansiedad (35). Por lo tanto, la mala situación
económica producida en la pandemia es un factor
desencadenante de la ansiedad y la depresión,
ya que una persona endeudada, o que no pueda
satisfacer las necesidades básicas de su familia o
propias, le puede causar preocupación, malestar,
nerviosismo, entre otros.
4.5. Violencia intrafamiliar
El cambio de la dinámica familiar por el aislamiento
ocasionó un fuerte incremento de la violencia
intrafamiliar, donde se pudo evidenciar como
principal víctima a la mujer. Piquero (2021) en su
revisión sistemática menciona que, el impacto
económico de la pandemia intensificó factores
que tienden a estar asociados con la violencia
doméstica, aumentando el riesgo de abuso o el
nivel de violencia para las mujeres que han tenido
una experiencia previa de violencia por parte de
sus homólogos masculinos, así como violencia por
parte de parejas no violentas anteriormente (36,37).
Centrándose en América Latina, se encontró que la
cantidad de feminicidios tuvo su número más bajo
en 12 diarios (38,39).
Cabe recalcar que este fenómeno es de suma
importancia en la aparición de ansiedad y
depresión, debido a que las cuarentenas ya
implicaban una serie de efectos psicológicos,
y que la violencia intrafamiliar genera lesiones
psíquicas agudas en las personas violentadas, lo
que se denominan secuelas emocionales, las cuales
persisten crónicamente y afectan directamente a
la capacidad para adaptarse que posee la persona;
la víctima entra en un estado de alerta excesivo
y un agotamiento físico el cual lleva a ataques
de ansiedad y depresión, que se suele evidenciar
con una baja autoestima, sentimientos de culpa
y justificación a su agresor e intentos de suicidio
debido a la depresión.
Las personas que sufren violencia intrafamiliar
desarrollan labilidad afectiva, donde el estado de
ánimo fluctúa entre tristeza, miedo, sobre todo
después de un ataque por parte de su agresor,
debido a la ansiedad también se presentan vómitos,
cefaleas, náuseas, pesadillas, alteraciones del sueño
y recuerdos intrusivos (37,40).
4.6. Consumo de alcohol
El consumo de alcohol en pacientes con ansiedad
suele asociarse a resultados adversos para la salud
física y un mayor riesgo de mortalidad. Pueden
recurrir al alcohol las personas con trastornos de
ansiedad para aliviar sentimientos de angustia, lo
que lleva al desarrollo de trastornos por consumo
de alcohol. Por el contrario, el consumo crónico
de alcohol puede inducir o exacerbar los síntomas
de ansiedad a través de la desregulación de los
sistemas de respuesta al estrés y alteraciones en
la función de los neurotransmisores (41).
Relacionándolo con la COVID-19 en primer lugar su
consumo tuvo un descenso cuando comenzaron las
medidas que restringían la movilidad, las personas
que ya poseían patrones de consumo debido a
la abstinencia de este comenzaron a padecer
138Brigette Carolina Huaraca Morocho, et al. Vol. 15 Edición especial 2024
ataques de ansiedad, los cuales cesaban cuando
reestablecían su nivel normal de consumo, estudios
realizados por la OPS determinan que existe una
relación directa entre el consumo de alcohol y la
ansiedad como un síntoma de las afecciones de
la salud mental durante la COVID-19, sin embargo
afirman que es necesario realizar más investigación
respecto a esta área para determinar de mejor
manera los patrones de consumo que existieron
(42,43).
La pandemia causada por COVID-19, perjudicó a
todas las personas a nivel mundial. La morbilidad y
la mortalidad de esta enfermedad viral altamente
contagiosa afectaron el estado mental de cada
ser humano, además trajo consigo diversos
factores que provocaron los trastornos de
ansiedad y depresión tales a contagiarse, emoción
adaptativa que se presentó más en mujeres
que en hombres y ocasionó que se adoptaran
medidas de bioseguridad; la soledad y aislamiento
por el confinamiento, involucraron una falta de
relaciones sociales y afectivas perjudicando el
bienestar mental especialmente en poblaciones
vulnerables como los ancianos; la transición a un
entorno virtual presentó numerosos desafíos,
particularmente para las poblaciones que
carecían de acceso a la tecnología y conexión
estable a internet dando como resultado un
bajo rendimiento académico y estrés laboral; las
dificultades económicas exacerbaron la pobreza,
el desempleo y la inestabilidad financiera, la
incapacidad para satisfacer las necesidades
básicas y la acumulación de deudas incrementaron
los niveles de estrés y malestar emocional en
la población afectada; el consumo de alcohol,
aumentó en las personas que ya lo ingerían; y por
último incrementó el riesgo de abuso o el nivel
de violencia para las mujeres que han tenido una
experiencia previa de violencia, así como violencia
por parte de parejas no violentas anteriormente,
en respuesta a las órdenes de quedarse en casa
y de confinamiento. Cada uno de los factores
mencionados que ocurrieron durante la pandemia,
produjeron que las personas se sientan abrumadas,
irritadas, tristes, intranquilas y nerviosas, síntomas
característicos de los trastornos de ansiedad y
depresión.
La revisión bibliográfica tiene algunas limitaciones
que deben ser consideradas, ya que los estudios
incluidos varían en cuanto a sus metodologías,
tamaños de muestra y contextos, esta
heterogeneidad dificulta la comparación directa
5. Conclusiones
6. Agradecimientos
7. Declaración de conflicto de interés
8. Limitación de responsabilidades
9. Fuente de apoyo
de resultados. Por otra parte, solo se incluyeron
estudios publicados en inglés y español, lo que
puede haber excluido investigaciones relevantes
publicadas en otros idiomas, limitando la
diversidad de perspectivas y hallazgos.
Agradecemos a la Carrera de Medicina de la
Facultad de Salud pública de la ESPOCH, por la
oportunidad de compartir esta investigación a la
comunidad científica.
Todos los autores del presente artículo de revisión
bibliográfica declaran no tener conflicto de interés
en la realización del trabajo.
Declaramos que lo descrito en la presente revisión
es de responsabilidad de los autores y no de la
institución en la que estudiamos.
Esta revisión no contó con fuentes de
financiamiento externo.
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