
81CONOCIMIENTOS Y PERCEPCIONES DE DOCENTES Y ADMINISTRATIVOS DE UNA UNIVERSIDAD
PÚBLICA ECUATORIANA ANTE EL ACOSO SEXUAL EN EL ENTORNO UNIVERSITARIO
p. 81-91
Vol. 16 Número 1 2025
ABSTRACT
Knowledge and Perceptions of Teachers and Administrators of an
Ecuadorian Public University regarding Sexual Harassment in the University
Environment
(1) Facultad de Salud Pública. Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (ESPOCH). Chimborazo, Ecuador.
(2) Instituto de Investigaciones. Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (ESPOCH). Chimborazo, Ecuador.
Autor de correspondencia:
gabriela.maldonado@espoch.edu.ec
Introducción: El acoso sexual en el ámbito universitario es un fenómeno grave que afecta el bienestar de los estudiantes, especialmente de
aquellos más vulnerables. Este tipo de violencia de género incluye cualquier comportamiento sexual no deseado, ya sea verbal, físico, gestual
o cibernético. Las consecuencias del acoso sexual son tanto físicas como psicológicas, afectando negativamente el rendimiento académico,
la salud mental y la calidad de vida de las víctimas. A pesar de ser un problema ampliamente reconocido, sigue siendo subestimado y poco
sancionado en muchos entornos educativos. Objetivo: Analizar el acoso sexual en las universidades, para identificar las principales causas,
manifestaciones, y los factores de vulnerabilidad en los casos de acoso sexual en el ámbito académico. Metodología: La investigación fue de
carácter observacional, descriptivo y transversal, dirigida a estudiantes, docentes, administrativos y personal de servicio de una Institución
de Educación Superior. A través de una encuesta aplicada a 500 participantes, se obtuvo información sobre las actitudes, conocimientos y
experiencias relacionadas con el acoso sexual en el entorno universitario. Los resultados fueron analizados mediante estadísticas descriptivas.
Conclusión: El acoso sexual sigue siendo una problemática prevalente en las universidades. Es necesario implementar medidas preventivas,
sancionadoras y de apoyo institucional más efectivas, para garantizar un ambiente académico seguro y respetuoso para todos.
Palabras claves: Acoso sexual, violencia de género, salud mental, universidad.
Introduction: Sexual harassment in universities is a serious phenomenon that affects the well-being of students, especially the most
vulnerable. This type of gender-based violence includes any unwanted sexual behavior, whether verbal, physical, gestural, or cyber. The
consequences of sexual harassment are both physical and psychological, negatively affecting the academic performance, mental health, and
quality of life of the victims. Despite being a widely recognized problem, it remains underestimated and under-punished in many educational
settings. Objective: To analyze sexual harassment in universities to identify the main causes, manifestations, and vulnerability factors in cases
of sexual harassment in the academic setting. Methodology: The research was observational, descriptive, and cross-sectional, targeting
students, faculty, administrators, and staff at a Higher Education Institution. Through a survey administered to 500 participants, information
was obtained on attitudes, knowledge, and experiences related to sexual harassment in the university setting. The results were analyzed using
descriptive statistics. Conclusion: Sexual harassment remains a prevalent problem in universities. More effective preventive, disciplinary, and
institutional support measures are needed to ensure a safe and respectful academic environment for all.
Keywords: Sexual harassment, gender-based violence, mental health, university.
ORIGINAL Historial del artículo: Recibido: 15/01/2024 · Aceptado: 16/06/2025 · Publicado: 26-07-2025
https://cssn.espoch.edu.ec DOI: https://doi.org/10.47187/cssn.Vol16.Iss1.420
iD iDGabriela Belén Maldonado Montoya ⁽¹⁾ * Martha Cecilia Mejía Paredes ⁽²⁾
gabriela.maldonado@espoch.edu.ec martha.mejia@espoch.edu.ec
iD iDRosa Del Carmen Saeteros Hernández ⁽¹⁾ Eida Ortiz Zayas ⁽¹⁾
rsaeteros@espoch.edu.ec eida.ortiz@espoch.edu.ec
RESUMEN
CONOCIMIENTOS Y PERCEPCIONES DE DOCENTES Y ADMINISTRATIVOS
DE UNA UNIVERSIDAD PÚBLICA ECUATORIANA ANTE EL ACOSO SEXUAL
EN EL ENTORNO UNIVERSITARIO

82Gabriela Belén Maldonado Montoya, et al.Vol. 16 Número 1 2025
La implementación de técnicas y estrategias
orientadas a mejorar las condiciones desfavorables
que enfrentan los grupos más vulnerables
constituye un paso fundamental para garantizar
el desarrollo ciudadano. Entre las problemáticas
sociales más apremiantes se encuentra el acoso
sexual, una situación que obstaculiza el progreso
colectivo, ya que repercute tanto en la salud
física como en el bienestar psicoemocional de
las víctimas. Esta problemática no solo implica
la transgresión de derechos fundamentales, sino
que también revela la limitada capacidad de
protección del entorno social hacia las personas
afectadas. En consecuencia, el acoso sexual debe
considerarse como un problema de seguridad, así
como de salud física y mental (1).
De acuerdo con el Instituto Nacional de la
Juventud, el acoso sexual se define como aquellas
“prácticas de connotación sexual ejercidas por una
persona desconocida, en espacios públicos como
la calle, el transporte o espacios semi públicos
(mall, universidad, plazas, etc.); que suelen generar
malestar en la víctima” (2). Es relevante subrayar
que estas conductas resultan inadecuadas tanto
por la forma en que se manifiestan como por
el contexto en el que ocurren, además de que
se ejecutan sin el consentimiento de la persona
agredida, lo que incrementa su gravedad.
En este sentido, dado que el acoso sexual no es un
acto consensuado y puede ser perpetrado tanto
por personas conocidas como desconocidas, su
presencia se extiende a diversos espacios, tales
como ámbitos laborales, instituciones educativas,
zonas recreativas, instalaciones deportivas y
espacios públicos en general (3). Esta amplitud
de escenarios permite a los agresores adoptar
múltiples formas de acoso —visuales, verbales,
gestuales, físicas y extorsivas por abuso de
poder—, cada una con características particulares
determinadas por el contexto, los actores
involucrados y las relaciones de poder existentes
(4).
Particularmente en el ámbito académico, y
con mayor énfasis en el nivel universitario,
el acoso sexual persiste como una realidad
lamentablemente naturalizada, que afecta
tanto a estudiantes como a personal docente y
administrativo. Un estudio realizado en España,
centrado en la percepción del estudiantado
sobre el acoso sexual en el entorno universitario,
evidenció que los alumnos lo consideran una
situación habitual, atribuida principalmente a
la escasa información disponible, la ausencia
de sanciones efectivas y el limitado apoyo
institucional (5). En el contexto ecuatoriano, los
resultados de la Encuesta de Relaciones Familiares
y Violencia de Género contra las Mujeres (2019)
revelan que, en el nivel de educación superior, 63
de cada 100 mujeres han experimentado algún
tipo de violencia a lo largo de su vida, siendo más
frecuente entre mujeres jóvenes de entre 18 y 29
años en el ámbito educativo (6).
Además, investigaciones previas han
demostrado que la cultura organizacional
influye significativamente en la forma en que
las víctimas experimentan y denuncian el acoso
sexual. Esto resalta la necesidad de implementar
políticas que no estigmaticen a las víctimas, así
como de comprender las dinámicas sociales que
condicionan la respuesta institucional. Dichos
hallazgos coinciden con los resultados de nuestro
estudio, en el cual también se identifican barreras
culturales que dificultan tanto la denuncia como la
adecuada percepción del acoso sexual (7).
Dado este panorama, el acoso sexual en las
universidades representa un problema creciente
que demanda atención y respuestas eficaces. En
Ecuador, el Protocolo de Prevención y Actuación
en casos de Acoso, Discriminación y Violencia
basada en Género y Orientación Sexual en las
Instituciones de Educación Superior establece,
en su capítulo VII, lineamientos claros para
enfrentar esta problemática, contemplando fases
de prevención, actuación, sanción y reparación,
así como los actores responsables y sus funciones
(8). Según lo dispuesto en la Ley Orgánica de
Educación Superior, la Unidad de Bienestar
Institucional tiene la responsabilidad de fomentar
un entorno respetuoso de los derechos y de la
integridad física, psicológica y sexual de toda la
comunidad universitaria. Además, debe brindar
asistencia a quienes denuncien vulneraciones a sus
derechos y promover las acciones administrativas
y judiciales pertinentes (9).
No obstante, a pesar de que diversas universidades
han adoptado protocolos y campañas en
concordancia con políticas públicas para prevenir
el acoso y la violencia de género, los hallazgos de
este estudio revelan una brecha persistente entre
estas medidas y la percepción del estudiantado.
En Ecuador, esta problemática continúa arraigada
debido a estructuras sociales desiguales, roles de
género rígidos y una tendencia a responsabilizar
a las víctimas (10). En efecto, otros estudios —
como el análisis realizado por Cerva y Buquet—
evidencian que, aunque existan políticas
1. Introducción

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formales, estas no siempre logran responder
a las verdaderas necesidades de las víctimas,
debido a la presencia de estructuras patriarcales
profundamente instauradas. Así, se refuerza la
necesidad de transformar la cultura institucional
y diversificar los canales de denuncia para abordar
eficazmente la violencia de género en el ámbito
académico (11).
A pesar de los avances promovidos por los
movimientos sociales y las normativas que han
favorecido una mayor participación de las mujeres
en cargos universitarios, persisten obstáculos
culturales y sociales que limitan la efectividad
de las políticas contra el acoso sexual. Por tanto,
los resultados de este estudio evidencian la
urgencia de complementar las disposiciones
normativas con acciones orientadas a transformar
la cultura institucional, a fin de garantizar entornos
universitarios más seguros e inclusivos (12).
Se trata de una investigación observacional,
descriptiva y de corte transversal, cuyo objetivo
fue identificar las necesidades de información,
educación y comunicación de estudiantes,
docentes, administrativos y personal de servicio de
una universidad ecuatoriana, a través del análisis
de conocimientos, actitudes y prácticas sobre el
acoso sexual en el ámbito universitario.
La población objeto de estudio estuvo conformada
por los diferentes estamentos de la Escuela
Superior Politécnica de Chimborazo, incluyendo
estudiantes, docentes, personal administrativo
y personal de servicio. En total, se consideraron
16.045 estudiantes, 1.114 profesores y personal
de apoyo, 466 trabajadores administrativos y 199
trabajadores operativos.
Para el cálculo del tamaño muestral se empleó
la fórmula del muestreo aleatorio simple para la
estimación de proporciones en poblaciones finitas,
con apoyo del programa EPIDAT 4.2. Se tomó como
base una prevalencia del 26,5 %, reportada en un
estudio previo sobre acoso sexual realizado entre
octubre de 2020 y diciembre de 2023. Se consideró
un nivel de confianza del 95 %, un error absoluto
de 3,0 % para la sede matriz y de 5,0 % para la
sede Oriente, así como un efecto de diseño (DEFF)
de 1,5.
En la sede matriz, el tamaño de muestra inicial
fue de 1176 estudiantes, al que se sumó un 5,0 %
adicional para compensar posibles no respuestas,
resultando en una muestra final de 1242
estudiantes. Se aplicó un muestreo estratificado
polietápico. Los estratos estuvieron representados
por facultades, carreras, niveles y sexo. Las
unidades de primera etapa o conglomerados
correspondieron a los niveles académicos dentro
de cada carrera. En cada uno de estos niveles se
seleccionaron estudiantes según su sexo, como
unidades de análisis. Para definir el número
de conglomerados, se utilizó la fórmula n = m
x ñ, donde n es el tamaño muestral (1242), ñ
representa el número de estudiantes a elegir por
conglomerado (9), lo cual determinó la inclusión
de 138 niveles.
Para la sede Oriente, el tamaño muestral inicial fue
de 375 estudiantes, al cual se sumó un 5,0 % por
posibles no respuestas, quedando en una muestra
final de 410 estudiantes. En este caso, se aplicó
también la fórmula n = m x ñ, siendo ñ igual a 10
estudiantes por nivel, lo que llevó a seleccionar
41 niveles.
La elección de los conglomerados (niveles) en
ambas sedes se realizó mediante muestreo
sistemático. El intervalo de selección fue calculado
como el cociente entre la población total de
estudiantes y el número de conglomerados a
incluir, y el proceso se inició con un arranque
aleatorio.
2.2 Procedimiento
a. Criterios de Inclusión
Cada miembro de la comunidad politécnica para
participar en la investigación deberá:
Estudiantes de pregrado:
- Estar legalmente matriculados en la
Institución de Educación Superior en el
período académico en el que se recolecten
los datos.
- Otorgar el consentimiento informado para
participar en la investigación.
Profesores y personal de apoyo, personal
administrativo y trabajadores:
- Tener nombramiento o contrato con la
Institución de Educación Superior en el
período académico en el que se recolecten
los datos
2. Material y Métodos

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- Otorgar el consentimiento informado para
participar en la investigación.
b. Criterios de Exclusión
- En el caso de estudiantes de pregrado no
estar legalmente matriculado en la Institución
de Educación Superior
- En el caso profesores, personal de apoyo,
personal administrativo y trabajadores no
contar con el nombramiento o contrato
de vinculación laboral con la Institución de
Educación Superior
- No otorgar el consentimiento informado para
participar en la investigación.
c. Variables de estudio
Las variables que se consideraron en la
investigación son las siguientes:
- Características generales de estudiantes,
docentes, administrativos y personal de
servicio: Dentro de esta variable se consideran
la edad, sexo, género, orientación sexual, etnia,
facultad o sede en la que estudia o trabaja.
- Conocimientos sobre acoso sexual en la
universidad: Se consideran temas como
definición de acoso sexual en la universidad,
tipos, manifestaciones, causas, instrumentos
legales contra el acoso sexual, denuncias,
revictimización.
- Actitudes sobre acoso sexual en la universidad:
Investiga actitudes, creencias, percepciones
sobre acoso sexual en la universidad.
- Prácticas de acosos sexual en la universidad:
Se investigarán aspectos como haber recibido
acoso sexual, tipo de perpetrador, si lo ha
denunciado, apoyo recibido, tipo y frecuencia
de la información y capacitación recibida
sobre acoso sexual en la universidad.
- Estereotipos de género: Considera roles
de género, acciones de discriminación por
cuestiones de género.
Además, se consideran dos preguntas abiertas al
final sobre la opinión de los investigados respecto
al proyecto de investigación.
La técnica que se utilizó fue la encuesta, a través
de un cuestionario de conocimientos, actitudes
y prácticas (CAP) sobre acoso sexual en la
universidad, dirigido a estudiantes, docentes,
administrativos y personal de servicio de la
Institución de Educación Superior, el cuestionario
fue aplicado de manera virtual en Google Forms en
la sede matriz y en las sedes de Morona Santiago
y Orellana.
Paquete estadístico que se utilizó para el
procesamiento y análisis de los datos obtenidos
fue JAMOVI como software estadístico libre para
el procesamiento y análisis de los datos obtenidos
en el caso de las preguntas cerradas. - Se utilizará
un procesamiento de codificación abierta y
construcción de categorías inductivas emergentes
en el caso de las preguntas abiertas.
2.3 Presupuestos éticos
Se cumplieron los presupuestos éticos para
la investigación con seres humanos, todos los
participantes fueron informados sobre el objetivo
de la investigación, el carácter confidencial y
el uso de la información resultante solo para
fines del estudio, se aseguró el anonimato y
el carácter voluntario de su participación; su
vinculación al estudio fue mediante la aceptación
del consentimiento libre y esclarecido e incluyó
la revocatoria del consentimiento, así como un
protocolo de contención emocional en caso de
necesitarlo.
En cuanto a los tipos de acoso sexual (Tabla 5),
se incluye al acoso sexual verbal, acoso sexual
físico, acoso sexual no verbal, acoso cibernético
y al chantaje o abuso de poder. De los cuales, el
que se reporta con mayor frecuencia es el tipo de
acoso sexual verbal con un 80,2% (354), seguido
del 65,2% perteneciente al chantaje o abuso
de poder, no obstante, el que exhibe un menor
porcentaje es el acoso sexual no verbal.
Tabla 1. Tipos de acoso sexual en la Universidad
Fuente: Encuesta CAP sobre acoso sexual.2024.
Tipo de Acoso Sexual No. %
Acoso sexual verbal 354 80.2
Chantaje o abuso de poder 288 65.2
Acoso sexual físico 268 60.6
Acoso cibernético (redes sociales) 184 41.6
Acoso sexual no verbal 168 38.1
Otros 7 1.5
*En base al total de la muestra (442)
3. Resultados

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Tabla 2. Expresiones o Manifestaciones de Acoso Sexual, Estudiantes Sedes. 2024.
Tabla 3. Causas de Acoso en la Universidad
Tabla 4. Grupos Vulnerables Frente al Acoso Sexual
Expresiones o manifestaciones de acoso sexual Si es acoso sexual No es acoso sexual
No. % No. %
Mirar a alguien de manera sugerente y persistente 319 72.2 123 27.8
Rodear con su brazo la cintura de otra persona o tocar alguna parte de su cuerpo sin
consentimiento 395 89.4 47 10.6
Abrazar a un compañero/a cuando se encuentra triste o necesita consuelo 66 14.9 376 85.1
Hacer comentarios o chistes sexuales humillantes u ofensivos a otra persona 380 86 62 14
Insistir en actos de acoso a pesar de recibir un "no por respuesta" 407 92.1 35 7.9
Aprovechar situaciones académicas para citar a otra persona en horarios y lugares
no adecuados 405 91.6 37 8.4
Realizar gestos de carácter sexual hacia otra persona 418 94.6 24 5.4
Mencionar palabras (piropos o frases) o sonidos (silbidos) con connotación sexual 382 86.4 60 13.6
Reuniones en oficinas de docentes para revisar trabajos académicos 126 28.5 316 71.5
Enviar correos, mensajes o comentarios en redes sociales de connotación sexual 398 90 44 10
Difundir fotos o videos íntimos de carácter sexual 418 94.6 24 5.4
Difundir rumores sexuales sobre una persona 402 91 40 9
Saludo con beso en la mejilla a una persona conocida en la universidad 83 18.8 359 81.2
Fuente: Encuesta CAP sobre acoso sexual. 2024.
Fuente: Encuesta CAP sobre acoso sexual. 2024
Fuente: Encuesta CAP sobre acoso sexual.2024.
Este tipo de comportamiento en el entorno
universitario puede verse manifestado o expresado
de diferentes maneras, sin embargo, se encuentran
discrepancias al considerar cuales son o no formas
de acoso sexual. Es así que, aquellas formas
de expresiones que si son consideradas como
acoso sexual según la mayoría de los estudiantes
participantes incluyen: mirar a alguien de manera
sugerente y persistente, rodear con su brazo la cintura
de otra persona o tocar alguna parte de su cuerpo
sin consentimiento, hacer comentarios o chistes
sexuales humillantes u ofensivos a otra persona,
insistir en actos de acoso a pesar de recibir un "no
por respuesta", aprovechar situaciones académicas
para citar a otra persona en horarios y lugares no
adecuados, realizar gestos de carácter sexual hacia
otra persona, Mencionar palabras (piropos o frases)
o sonidos (silbidos) con connotación sexual, enviar
correos, mensajes o comentarios en redes sociales de
connotación sexual, difundir fotos o videos íntimos
de carácter sexual, difundir rumores sexuales sobre
una persona. No obstante, aquellas expresiones que
no son consideradas como acoso para la mayoría son:
abrazar a un compañero/a cuando se encuentra triste
o necesita consuelo y saludar con beso en la mejilla
a una persona conocida en la universidad (Tabla 2).
La presencia de acoso sexual en el ámbito
universitario podría explicarse por diferentes
causas, a partir de la encuesta aplicada se identifica
como causa principal a la falta de moral, ética y
valores (74,8%), seguido del abuso de poder (69%).
Sin embargo, aquellos factores causales que son
reconocidos con menor frecuencia se encuentra
el control a las mujeres (24,9%), una educación
patriarcal (24,3%), y la provocación por parte de
las mujeres (22,5%) (Tabla 3).
Respecto a la vulnerabilidad frente al acoso
sexual (Tabla 8), esta puede identificarse en
dependencia de diferentes grupos, de los cuales,
se ha identificado que las mujeres r
epresentan el grupo con mayor vulnerabilidad
frente a este comportamiento representando
un 94,6% (418), subsecuente del grupo LGBTQ+
con un 26,1% (115). Sin embargo, aquellos que
presentan una menor frecuencia son los hombres
(17,4%), heterosexuales (8,3%) y los intersexuales
(6,9%).
Estos resultados se respaldan desde la teoría
sociocultural, que interpreta el acoso como una
manifestación del orden patriarcal, donde se
naturaliza el control masculino sobre el cuerpo
y la sexualidad de las mujeres. Autoras como
Causas del acoso sexual No. %
Falta de moral, ética y valores 331 74.8
Abuso de poder 305 69
Impunidad de acosadores (no hay justicia) 217 49
Cultura machista 226 51.2
Problemas o trastornos mentales 230 52.1
Falta de educación sexual 175 39.6
Alcohol y drogas 222 50.3
Desigualdad entre hombres y mujeres 138 31.2
Educación patriarcal 107 24.3
Controlar a las mujeres 110 24.9
Provocación de las mujeres 99 22.5
Otra 3 0.6
Grupos Vulnerables No. %
Mujeres 418 94.6
LGBTQ+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales,
Trans, Queer, No Binarias) 115 26.1
Hombres 77 17.4
Heterosexuales 37 8.3
Intersexuales 30 6.9

86Gabriela Belén Maldonado Montoya, et al.Vol. 16 Número 1 2025
Figura: 1. El Acoso Sexual como un Problema de la Universidad
Tabla 5. Lugares Donde se Presenta con más Frecuencia el Acoso Sexual
en la Institución de Educación Superior.
Tabla 6. Consideras necesario denunciar, De acuerdo con sexo
Fuente: Encuesta CAP sobre acoso sexual. 2024.
Fuente: Encuesta CAP sobre acoso sexual. 2024.
Catharine MacKinnon (1979) argumentan que
el acoso sexual no solo constituye una agresión
individual, sino que funciona como un mecanismo
de control social que refuerza las jerarquías de
género. En este sentido, opera como una amenaza
constante hacia las mujeres, simplemente por su
condición de género (13).
SECCIÓN 3. ACTITUDES
En el Grafico 1, se puede observar se forma
esquemática que un 89,80% la mayoría de los
docentes, personal de apoyo y administrativo
opinan que el acoso sexual si es un problema
existente en la Universidad, teniendo así un
porcentaje significativo mayoritario.
En la institución de Educación Superior, parte
de los elementos importantes a tener en cuenta
acerca del acoso sexual incluye el identificar
los lugares en los cuales se presenta con mayor
frecuencia este tipo de actos. El 43% (190) de los
participantes mencionó que la universidad es un
lugar de mayor frecuencia, y de los lugares menos
recurrentes se incluyen a las aulas (0,2%) y los
centros e instituciones de salud (0,7%) (Tabla 5).
El acoso sexual en el entorno de la educación
superior puede ser clasificado en diferentes
niveles de gravedad: grave, leve, moderado, muy
grave y muy leve. el Grafico 2 reflejan las diversas
percepciones sobre la gravedad del acoso, donde
se observa que la mayoría de los docentes,
personal de apoyo y administrativo de la ciudad
de Riobamba consideran muy grave el problema
de acoso sexual, frente a un porcentaje mínimo
de 33 que consideran que es leve el problema
mencionado.
Por otra parte, 383 consideran necesario
denunciar este tipo de actos siempre, de los
cuales 201 corresponden a hombres y 182 a
mujeres (Tabla 6).
Figura: 2. Como Calificar el Acoso Sexual en la Universidad
Fuente: Encuesta CAP sobre acoso sexual. 2024.
Fuente: Encuesta CAP sobre acoso sexual. 2024.
Lugares No %
Aulas 1 0,2
Calle (público o comunitario) 82 18,6
Centros de diversión (bares, discotecas) 56 12,7
Centros e instituciones de salud 3 0,7
Centros laborales 13 2,9
Intrafamiliar o doméstico 26 5,9
Mediático y cibernético 16 3,6
Selecciono la Universidad, la pregunta me pa-
rece ambigua ya que nosotros no conocemos
la realidad de los estudiantes en todos los ejes
de la academia mucho menos familiar
1 0,2
Todos los lugares 1 0,2
todos los sitios mencionados 1 0,2
Transporte público 52 11,8
Universidad 190 43
Total 442 100
Sexo Total
Hombre Mujer
No 1 1 2
Sí,
siempre 201 182 383
Sólo en
casos
graves
36 21 57
Total 238 204 442
En este estudio se analizó el acoso sexual en las
universidades con el propósito de identificar
sus causas, manifestaciones y factores de
vulnerabilidad en el ámbito académico. Se
evidenció que esta problemática continúa siendo
prevalente, especialmente en contextos donde
4. Discusión

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las relaciones de poder y la falta de mecanismos
institucionales efectivos limitan la denuncia y el
acompañamiento a las víctimas. Esta percepción
coincide con estudios previos realizados en
universidades latinoamericanas, donde se señala
al acoso sexual como una forma de violencia
estructural, normalizada en muchos espacios
académicos.
En el contexto universitario, el acoso sexual
constituye un fenómeno que afecta a estudiantes
de todas las disciplinas y géneros, generando un
entorno hostil que repercute negativamente en su
bienestar emocional, académico y social. A partir
de la encuesta aplicada, se evidenció que una
mayoría significativa (64,3%) de los estudiantes
encuestados reconoce el acoso sexual como una
forma de violencia sexual. Esta se manifiesta
mediante prácticas verbales, escritas, orales,
físicas, gestuales o cibernéticas (electrónicas) de
contenido sexual, sin consentimiento ni deseo
por parte de la persona acosada. Estas acciones,
que ocurren dentro del entorno universitario,
tienen como objetivo el ejercicio de poder o
la satisfacción sexual del agresor. Asimismo, se
identificó que, en ausencia de consentimiento,
cualquier comportamiento de índole sexual
constituye acoso, ya que implica una intención
implícita de gratificación del agresor y/o de
perjudicar a la víctima (14).
Este tipo de conducta puede adoptar diversas
formas (Tabla 1), entre las que se incluyen el
acoso sexual verbal, no verbal, físico, cibernético,
el chantaje y el abuso de poder. De estas, el acoso
sexual verbal es el más frecuente, reportado
por el 80,2% de los encuestados, seguido del
chantaje o abuso de poder con un 65,2%. En
una investigación sobre la prevalencia del acoso
sexual entre estudiantes de 21 a 25 años de
la Universidad Nacional de Loja, Ecuador, se
determinó que el 19,7% del estudiantado ha
experimentado alguna forma de acoso sexual
durante su trayectoria universitaria, siendo el
acoso verbal el más común, con un 12% (14).
En contraste, un estudio realizado en Lima,
Perú, reveló que el chantaje sexual cibernético
también es una modalidad frecuente, llevada
a cabo mediante el hackeo de cuentas, el uso
de información privada por parte de exparejas
o ex amistades, y la explotación de perfiles de
estudiantes que ofrecen servicios para parejas
(15).
Respecto a las manifestaciones específicas del
acoso sexual en el ámbito universitario, los
datos presentados en la Tabla 3 muestran que
existe una alta percepción de estas conductas
como inaceptables. En particular, el 72,2% de los
participantes considera que mirar a alguien de
forma sugerente y persistente constituye acoso
sexual. Este hallazgo coincide con lo reportado
por Cano et al. (16), en su estudio "Del silencio
a la acción colectiva", donde se identificó una
prevalencia del 36,9% de comentarios obscenos,
piropos y chistes de contenido sexual, y del 38,9%
de miradas o gestos morbosos como formas
comunes de acoso.
Por otro lado, los datos referentes a la
vulnerabilidad frente al acoso sexual (Tabla
4) revelan una marcada disparidad entre los
distintos grupos. Las mujeres constituyen el
grupo más afectado, con un alarmante 94,6%,
lo que evidencia la persistente desigualdad de
género. Asimismo, un 26,1% de las personas
pertenecientes a la comunidad LGBTQ+ también
reportó ser víctima de acoso, aunque en menor
proporción. En cambio, los hombres (17,4%),
personas heterosexuales (8,3%) e intersexuales
(6,9%) reportaron porcentajes significativamente
menores. Estos resultados coinciden con lo
encontrado en un estudio sobre la vulnerabilidad
al acoso sexual en estudiantes universitarios
ecuatorianos, que indicó una prevalencia del
34,4% en mujeres frente al 15,8% en hombres
(17), así como con otros estudios que también
identifican a las mujeres como el grupo más
frecuentemente afectado (18).
En el ámbito internacional, las investigaciones
muestran una amplia variabilidad en las tasas
de acoso sexual en la educación superior, con
una mayor vulnerabilidad en mujeres LGBTQ+,
personas con discapacidades y minorías étnicas.
Estos hallazgos permiten contextualizar los
resultados locales, los cuales también destacan
las barreras socioculturales que dificultan la
denuncia y la percepción del acoso, subrayando
la importancia de implementar políticas
universitarias inclusivas y sensibles a la diversidad
(19-20).
Aunque la mayoría del estudiantado manifiesta
su rechazo hacia el acoso sexual y expresa
disposición para actuar, tanto este estudio
como el de Hennelly et al. (2019) coinciden en
señalar una baja tasa de denuncias, atribuida a la
ausencia de protocolos claros, visibles y efectivos.
Esto evidencia la urgencia de un compromiso
institucional genuino que articule acciones
de prevención, sanción y sensibilización para
fomentar la denuncia y erradicar el acoso sexual
en el entorno universitario (21-22).

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El acoso sexual en la educación superior puede
clasificarse según su nivel de gravedad en muy
leve, leve, moderado, grave y muy grave. Los
datos de la Tabla N°6 muestran que el 30,5%
de los estudiantes percibe el acoso como grave,
mientras que el 35,7% lo considera muy grave.
Estos resultados evidencian la seriedad con la
que el estudiantado percibe las conductas de
hostigamiento sexual. Además, se observa que
las mujeres tienden a calificar el acoso como más
grave en comparación con los hombres, lo que
refuerza los hallazgos del estudio de Duque et al.
(23), donde también se destaca esta diferencia de
percepción.
En cuanto a los espacios donde ocurre con
mayor frecuencia el acoso sexual de acuerdo a
la percepción de los encuestados, la Tabla N°5
señala a su entorno universitario como el lugar
más reportado, con un 43% de los casos (190
personas). Le sigue la calle, con un 18,6% (82
personas), mientras que los centros e instituciones
de salud representan solo el 0,7% (3 personas),
siendo los sitios con menor incidencia. Estos
resultados coinciden con un estudio dirigido
a representantes estudiantiles de la ESPOCH,
que también identificó a la universidad como el
principal lugar de ocurrencia del acoso sexual, con
un 37%, seguido por la calle con un 31% (24). Tales
datos son preocupantes y sugieren que el entorno
académico es un espacio crítico que requiere
atención prioritaria en términos de prevención y
abordaje del acoso.
En relación con la respuesta del estudiantado ante
situaciones de acoso sexual, indica que un 28,7%
(127 personas) rechaza de forma contundente estas
conductas, mientras que un 20,4% (90 personas)
manifestaría su intención de denunciarlas y un
17,9% (79 personas) se ofrecería a brindar apoyo
a las víctimas. En contraste, un 2,9% muestra
indiferencia y un 2% evita involucrarse por temor
a represalias. De manera similar, en el estudio
de Guzmán (15), el 37% del alumnado indicó su
disposición a apoyar a las víctimas de acoso sexual,
lo que refuerza la existencia de una red potencial
de apoyo estudiantil. No obstante, persiste el
temor a las represalias y cierta normalización del
fenómeno, con un 2% en ambas categorías.
A pesar de que existe un discurso crítico entre
la juventud universitaria frente al acoso sexual,
este coexiste con actitudes de pasividad y
normalización. Esta contradicción entre el
pensamiento reflexivo del estudiantado y su
limitada acción ante estas situaciones sugiere
la necesidad de replantear las estrategias
institucionales, incorporando un análisis profundo
de los factores socioculturales que inciden en la
percepción y reacción frente al acoso sexual (25).
En cuanto a las acciones que tomarían los
estudiantes ante una situación de acoso, se
identificó que el 40,3% acudiría a instancias
oficiales de la institución, como Bienestar
Estudiantil o el Politécnico. Por su parte, el 29,9%
optaría por presentar la denuncia directamente
en Fiscalía. Sin embargo, solo un 0,2% expresó
estar dispuesto a reportar el hecho a autoridades
competentes o difundirlo en medios masivos,
mientras que un 2,3% manifestó que no haría
nada y preferiría guardar silencio. Estos hallazgos
se alinean con los de Avitia, Chávez y Candolfi
(26), quienes encontraron que un 56% de los
participantes comunicaría el acoso a un órgano
universitario superior y un 52,5% buscaría asesoría
profesional, aunque un 4,5% dejaría pasar la
situación. Estos datos ponen de manifiesto la
necesidad de fomentar un ambiente universitario
más seguro y receptivo para quienes sufren acoso.
El estudio de Feldblum y Lipnic (2016), realizado en
universidades de Estados Unidos, también reportó
una baja tasa de denuncias, lo cual coincide con
los resultados del presente estudio. Esta similitud
pone de relieve que el subregistro es un problema
común en distintos contextos, asociado a barreras
estructurales y culturales que dificultan el uso
de canales formales para reportar estos casos
(27). De igual manera, una investigación con 88
participantes reveló que cerca del 40% de las
víctimas no compartieron su experiencia; quienes
sí lo hicieron, prefirieron hacerlo con personas
fuera de la institución. Las principales razones
para no denunciar incluyeron la minimización del
hecho, el temor a no ser creídas y la desconfianza
en la eficacia institucional (28).
Investigaciones como las de Vijayasiri (2008) y
Clancy et al. (2014) identifican que la percepción
de ineficacia en los procesos de denuncia, el
desconocimiento de los mecanismos existentes y
la falta de confianza en los resultados constituyen
barreras importantes. Estos factores sugieren
que un entorno organizacional poco receptivo
desalienta la denuncia y perpetúa la impunidad
(29).
Finalmente, la violencia de género, según lo
percibido por los encuestados en la Tabla N°2,
puede manifestarse a través de miradas invasivas,
abrazos no consentidos o expresiones más
explícitas, como insinuaciones sexuales y contacto
físico con partes íntimas. Estas conductas, tanto

89CONOCIMIENTOS Y PERCEPCIONES DE DOCENTES Y ADMINISTRATIVOS DE UNA UNIVERSIDAD
PÚBLICA ECUATORIANA ANTE EL ACOSO SEXUAL EN EL ENTORNO UNIVERSITARIO
p. 81-91
Vol. 16 Número 1 2025
en espacios públicos como privados, constituyen
formas de sometimiento físico o psicológico,
especialmente hacia mujeres y personas
LGBTIQ+, y refuerzan estructuras de dominación
y vulnerabilidad (30).
El acoso sexual en el ámbito universitario
constituye una problemática persistente y
multifactorial que afecta gravemente la salud
física, emocional y el bienestar general de la
comunidad educativa. Los resultados obtenidos en
esta investigación se evidencian que se reportan
situaciones de acoso, especialmente de tipo verbal
y bajo formas de chantaje o abuso de poder. Las
mujeres y personas de la comunidad LGBTQ+
emergen como los grupos más vulnerables, lo que
revela la profunda desigualdad de género que aún
persiste en el entorno académico.
A pesar de la existencia de protocolos institucionales
y normativas nacionales dirigidas a prevenir,
sancionar y reparar estas situaciones, los niveles
de reporte continúan siendo bajos, en parte
debido al temor a represalias, la indiferencia o la
percepción de falta de apoyo institucional. Si bien
una proporción significativa de estudiantes muestra
disposición a denunciar o apoyar a las víctimas,
estos esfuerzos individuales deben ser reforzados
mediante políticas claras, efectivas y sostenidas
desde la gestión universitaria.
Por tanto, es imperante fortalecer los mecanismos
de información, educación y comunicación sobre
el acoso sexual, así como fomentar una cultura
institucional de respeto, equidad y tolerancia cero
frente a la violencia de género. Solo mediante una
acción comprometida, coordinada y constante será
posible construir un entorno universitario seguro,
inclusivo y respetuoso para todos los miembros de
la comunidad académica.
Contó con el financiamiento de la Universidad
y el apoyo de la Red Interuniversitaria de
Investigación Feminista del Ecuador.
Los autores de este artículo declaran que no
tienen ningún conflicto de intereses.
Las autoras declaran que todos los puntos de
vista expresados en el manuscrito son de entera
responsabilidad de los autores.
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